Carta Nº 30: 11/10/10
CIVILIZACIÓN SALUDABLE
Persistir en el modo de vida antropocéntrico significa autodestruirnos. La Revolución que impulsamos propone el retorno al Biocentrismo.
Un cambio genera comprensibles inquietudes. Queremos saber cómo será el escenario hacia dónde retornamos.
Con estas “Cartas que salen del Cuerpo”, procuramos describir algunas de las características que estimamos inherentes a la Civilización Biocéntrica.
Avizoramos comunidades de seres humanos sintiendo su pertenencia al tejido vital como una hebra más, ecoalfabetizados cooperando con toda forma de vida y viviendo una relación de confianza al recuperar la ternura matrística.
En un ecosistema natural se constata que todo es cíclico y cooperativo, tal como lo describen tanto el científico Capra como el campesino Tingo Vera.
En la Carta de hoy quisiéramos poner el acento en el desarrollo saludable del ciclo vital de plantas, animales y microorganismos en un ecosistema donde no ha intervenido el ser humano.
En los ecosistemas donde existen comunidades humanas, las personas padecen quebrantos en su salud y cuando mueren, la medicina hegemónica dictamina la “enfermedad” que la causa.
Se registran los sucesos enfermedad/muerte y de esta manera se construyen los “perfiles epidemiológicos”.
Un predominio de enfermedades infecciosas es señal de atraso nos dicen, en tanto de enfermedades cardiovasculares o tumorales, es signo de desarrollo.
Naturalizamos la “riqueza/pobreza” como inherente a la sociedad de los humanos y resulta al menos extraño, no preguntarnos por qué no morimos por “muerte natural”.
Retornar al paradigma Biocéntrico viviendo en los ecosistemas locales con la lógica de la vida, significará que los seres humanos recuperemos vivir nuestro ciclo biológico saludablemente: ser concebidos, nacer, crecer, desarrollarnos y finalizar en salud.
¿Es esto posible? Una constatación histórica nos brinda una pista.
Escribo estas líneas hoy, 11 de octubre a 518 años del último día de libertad en esta Abya Yala, la Tierra en Plena Madurez.
Cuando se produjo la invasión europea, la población de Abya Yala era de alrededor de cien millones. En un siglo se redujo a diez millones. Algo sin precedentes en la historia.
Las investigaciones realizadas por prestigiosos autores revelan que este colapso demográfico fue determinado por las matanzas colectivas, por el quiebre de la agricultura, por la imposición de un cruel estilo de vida y sobre todo por las enfermedades que trajeron los invasores.
Los europeos vinieron con “memoria inmunológica” tras varias “pestes” que asolaron Europa. Aquí no existía ninguna de esas enfermedades y tampoco se registra que los invasores hayan adquirido alguna enfermedad “nueva”.
Los cronistas de la época destacan el buen estado de salud de los Pueblos Originarios de este continente y de Oceanía, haciendo referencias a su estatura y agilidad como así también a lo agradable del clima.
En la Abya Yala libre se vivía saludablemente, ¿por qué y cómo?
¿Qué poderosa energía es la que ha logrado que los Pueblos Originarios hayan sobrevivido?
No sólo sobreviven. Hoy anuncian al mundo un modo de vida saludable, el “Vivir Bien”.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio