Sin pa…
La idea semescapa.
Una idea que me dejó
¡guau!
qué pensamiento.
Porque no fue una idea cuando nació.
Fue algo así como sentir el mar
Sin nombrarlo.
Un resquemor muy interno,
tanto,
que diría que me dejó sin palabras frente él.
Ver la posibilidad de pensar con el hemisferio derecho,
que no es pensar,
sino tratar la realidad de otra manera,
donde el rencor, el odio, la felicidad y la
conveniencia
como no tienen palabras
no existen.
Un camino sin piedras para crecer
y andar,
tan fácil y tan “a la mano” que tendría que darme cuenta,
ya nomás,
de qué mierda hago pensando y pensando,
diciendo las cosas,
de ese otro ser que convive conmigo desde
la vereda de enfrente, mirándonos…
Mirándonos.
Será quizás que así, mientras yo pienso en él,
él a su vez me esté mirando a mí.
Y juntos hacemos caminar a este cuerpo
humano que se llama…
Que se llama…
(me ayuda a desprenderme de las palabras cuando no las necesito)
Me alcanza con la cosquilla interior
Para saber que tengo un descanso de mi nombre.
Carlos Cristian Italiano
Merlo, San Luis, Argentina