Libros » Caminar es lo que CuentaÚltima actualización: 22/06/2009
“CAMINAR ES LO QUE CUENTA”
Arturo Quizhpe Peralta
Teatro Casa de la Cultura. Núcleo del Azuay.
Ceremonia de Graduación 2008
Facultad de Ciencias Médicas. Universidad de Cuenca.
Comenzaré diciendo que me siento honrado y alegre por esta oportunidad de hablar con ustedes en el acto más importante de su carrera profesional, en la culminación, en su graduación en esta facultad que siempre ha defendido y promovido el derecho hablar, a pensar, a sentir, a caminar por los caminos de la libertad, la solidaridad, la vida y la salud.
A semejanza de ese amigo e insigne pediatra, compañero argentino, Julio Monsalvo, estoy convencido que se puede revivenciar historias, que se aprende, y desaprende, historias que se ha vivido. “Porque las vivencias no le pertenecen a nadie, porque nosotros le pertenecemos a la Vida. Las vivencias nos trascienden, y revivenciarlas nos ayudan a todos a trascender”, expresa dulcemente Sandra Payán de Colombia.
Momentos como estos son una oportunidad para revivenciar nuestras historias. El internado, los estudios de la Medicina, la carrera del médico está lleno de vivencias, de sueños compartidos, a veces también de esperanzas rotas y amaneceres frustrados.
Una noche en el hospital muchos años atrás, pero tan vivo el momento, tan claras las imágenes y los rostros, tan aguda la voz de una joven madre, y el llanto de una niña de tres años de edad. La sirena anunciaba la necesidad de poner en alerta todos nuestros sentidos, nuestras sensibilidades, la razón y el corazón, el cuerpo y los sentimientos, la ciencia y la conciencia, los conocimientos y la destrezas, la ética del servicio y la pasión por la vida….
Una noche de intenso tráfico, cambiar un neumático del vehículo se convirtió en una pesadilla. Unos minutos bastaron para que la joven madre descendiera del carro, colocara la gata y levantara la llanta deshinchada. La niña corrió detrás, y de pronto un grito estremecedor paralizó a su madre; el pesado hierro había aplastado la mano derecha de la niña….
La vida no tiene precio. La vida de una niña vale más que la fortuna del hombre más rico de la tierra, decía Ernesto Che Guevara.
Ana Luiza abandonó el vehículo, tomó a su hija Carmem y le llevó de inmediato hasta la emergencia del hospital infantil. Era media noche, eran minutos que parecían horas, los gritos desesperados de la madre y el llanto de la niña inundaban el ambiente….De pronto apareció tan súbito pero tan tranquilo el jefe del servicio…Con voz suave y segura, se acercó a la madre, la abrazó….acarició la cabecita de la niña….mientras repetía: todo va salir bien, vamos a ver, todo saldrá bien…; se dirigía a los internos y residentes, cada uno cumplía una acción, evaluaba, revisaba y observaba la manito de la niña con su índice y pulgar casi completamente seccionados…
Ordenó llamar al cirujano infantil, preparar los quirófanos, preparar todo...Después de 8 horas de intenso trabajo de reconstrucción de la mano….el equipo de cirugía concluyó su labor y luego de una explicación se despidió, pero no así el jefe del servicio, el profesor….
Tres días, y el maestro continuaba junto a la cama de la niña…tomado de la mano, acariciándole, confortando a la madre y a la niña, revisando el color de los dedos, los pulsos, alimentando el cuerpo y la esperanza.
La familiaridad del profesor con la señora y la niña, la confianza mutua y natural, nos sorprendieron. La sencillez y seguridad del profesor en sus decisiones, su cordialidad siempre me impresionaron. Su humildad y sabiduría lo engrandecieron. Imaginé que se trataba de algún familiar cercano.
Después de una semana, la niña fue dada de alta con sus manitos traviesas íntegras otra vez…El abrazo solidario, el muchas gracias, las sonrisas, los gestos de alegría…en medio de un cafecito…nos hacían cantar interiormente un gracias a la vida…
Una madre sonriente y una niña contenta…ahora inundaban el ambiente de alegría….abrazos, besos, obrigado a vocé….Mutio Obrigado…Carmem, la dulce niña se despedía dando besitos volados a todos y su madre María Luiza, al abrazar al maestro César Pernetta, le dijo: Gracias doctor por ser tan miserecordioso.
Noche inolvidable; 25 años atrás, mezcla de ansiedad y esperanza; dolor y alegría, de intenso aprendizaje científico y humano; de lecciones de ética y amor. Tanto tiempo transcurrido, sin embargo tan frescas las imágenes, íntegros los recuerdos impregnados en nuestras neuronas, y la memoria de cada una de nuestras células.
Gracias doctor por ser tan misericordioso…por tener, como diría Simón Espinoza C, “un corazón abierto a las miserias de la condición humana que debe pagar tributo a la muerte, y peaje a la vida cuando entra en el laberinto de la enfermedad”
Vivencia de hace muchos atrás pero tan presente en la memoria…Recuerdo haberla compartido por dos ocasiones, con motivo de una conferencia sobre dolor en la infancia y en otra ocasión en un panel sobre la enseñanza de la bioética, en tiempos dónde los seres humanos hemos perdido las relaciones interpersonales para sustituirlas por la relación con las cosas. Anoche decidí escribirla, pensando que un día, ustedes y nosotros podremos quizás “mirarnos carcomidos por el cáncer del dinero o embellecidos por la ética del compromiso con la vida”.
“Saludables vivencias” que nos conmovieron, que nos estremecieron y que nos transformaron, vivencias en las que estuvimos, y estamos los médicos. “Saludables vivencias” en las se teje la Vida, se tejen las historias y los sentimientos, según nos recalca, nuestra amiga Sandra Payan.
Estas vivencias tienen la magia que nos permiten entender cómo surgió la vida, cómo floreció cíclicamente, cómo podremos visualizar el camino, que según la Cosmovisión Maya es la Plenitud de la Vida, nos conduce a la búsqueda y construcción de una sociedad saludable, donde el paradigma del amor nos permita vivir fraternalmente en unidad con el cosmos y la madre tierra.
Es posible entonces que nos preguntemos: ¿Hacia dónde mirar, hacia dónde enrumbar nuestros pasos? Esa mirada, esa inspección; ese oído, ese latido, ese sentimiento; pensamiento, corazón y acción que no traiciona, que no engaña, que no se doblega ante la adversidad. Que rescate la dignidad del ser humano, comenzando por la dignidad del personal de salud, que detenga la sangría de los jóvenes.
Nuestro país ha perdido a sus jóvenes. Se han ido, se siguen yendo, esperamos que se abran otras posibilidades para que los muchachos, para que ustedes, jóvenes médicos y médicas se puedan quedar sin tener que buscar afuera lo que su tierra les niega: derecho al trabajo digno, oportunidades para continuar sus estudios, reconocimiento a su formación intelectual y humana.
Para evitar la sangría no basta solo decirles que se queden sino que hay que ofrecerles oportunidades, a la universidad le compete ofrecerles oportunidades de formación con calidad humana y rigurosidad científica; a los profesores nos toca vivir como pensamos, guardando coherencia entre lo que decimos, hacemos y sentimos. Este es un desafío para la universidad identificada con su tierra y con su gente, que tiene que educar para la libertad, para la dignidad, para conocer la realidad no para aceptarla sino para cambiarla.
Pero para ello, la formación de talentos de salud, requiere hoy más que ayer, énfasis en los valores morales, en los estímulos subjetivos, atención a las ansiedades espirituales, desarrollo del agudo sentido crítico, de conocimientos y audacia intelectual necesarios para encarar la tarea de desarrollo de la ciencia. Convertir corazones y mentes, transformar sociedades, requiere entre otras cosas de encuentros creativos para la construcción de caminos críticos, con gente de ideas y pensamientos abiertos y reflexivos para comenzar y continuar el camino histórico colectivo de la Otra Medicina: de cuerpos sociales amorosos, solidarios y libertarios. Sí, decimos cuerpos sociales, amorosos, solidarios y libertarios porque estamos en tiempo de siembra, en tiempos de esperanza, permitidme parafrasear al poeta amigo, compañero de camino, Antonio Guerrero:
Hoy es hora de caminar, diciéndole SI a la vida, dejando atrás lo viejo. Hoy tenemos urgencia de cita con el SI por la gratuidad de la educación, la jubilación digna, el respeto de los derechos de la madre tierra.
La vida es como un sol SI caminamos juntos. No todo está hecho, la consigna es caminar con nuestras propias piernas, pensar con nuestra propia cabeza, sentir con nuestro propio corazón. Puede ser que no veamos el nuevo amanecer pero habrá que forzarlo para que lo disfruten nuestros hijos o quizás nuestros nietos, cuando la tierra de unos pocos sea tierra de todos. Tenemos que caminar.
El sol es nuestro SI, Que abrirá el camino a la Nueva Vida, al respeto a la madre tierra, a la salud para todos y todas, al trabajo digno.
Este es nuestro sol, ahora
El SI para la vida,
El SI contra la muerte,
El SI para lo nuevo,
EL SI para amar
El SI para bracear
En fin de cuentas,
Caminar,
es lo que cuenta..
Caminar..
Vamos, entonces, a caminar.
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