Carta 112: 08/11/13
“MI CUERPO TIENE SABIDURÍA”
Allá, por mayo del 96, fui invitado a participar de un Encuentro de Mujeres Campesinas del Norte Argentino, donde se iban a compartir saberes, haceres y reflexiones sobre la salud integral. Esto es sobre la salud del suelo, de las plantas, de los animales y de las personas, tal como fue convocado.
En el último día del Encuentro, en un momento dado, la conversación entre las doñas se dirigió hacia el instante sagrado del parto.
Observé que una de las mujeres que había estado muy calladita, se inquietó, elevó el rostro, se iluminaron sus ojos… Escuché su voz por primera vez: “Quiero contarles lo que me pasó….”
Comenzó a narrar que vivía sola, con su hija embarazada, en un paraje rural de la Provincia de Misiones,
Su hija comenzó a sentir contracciones. No se hallaba la vecina que sabía ayudar a las mamás en el momento de parir.
Había llovido mucho y no podían trasladarse al Pueblo.
Los que conocemos esos lugares sabemos de la imposibilidad de transitar por esos caminos cuando ha llovido.
“En un primer momento me desesperé… Tengo que hacer algo por mi hija… De repente me acordé… me acordé que yo fui mamá… Entonces mi cuerpo tiene sabiduría…”
Compartió con todas y con todos cómo ayudó a su hija, dando a luz al Bebé con toda felicidad.
Describió todo lo que hizo con tal precisión de detalles, que me llevó a recordar cuando estudiando medicina, debíamos vivir una semana en la Maternidad Nacional y presenciar los partos, tomando nota de todas “las maniobras”, como requisito para aprobar la asignatura Obstetricia.
Esta saludable vivencia que me ha regalado la Vida, es una más de las tantas que nos enseñan a escuchar a nuestro cuerpo, escuchar sus susurros, tal vez sus voces, para que nunca tenga necesidad de gritar.
Nuestro cuerpo tiene sabiduría, sabe cuando necesitamos descanso, qué alimentación recibir, cómo vivir con esa paz interior que abre los manantiales de ternuras y con esa alegremia que nos inunda de entusiasmos para vivir.
Compartir en comunidad esta sabiduría es un camino de liberación, de dignidad, de felicidad.
La revolución cultural que sostenemos comienza en cada ser, con la sabiduría de nuestro cuerpo que nos recuerda que pertenecemos al tejido vital, que somos Tierra, que somos Aire, que somos Agua…
Hace que amanezcamos cada día recordando que somos y estamos en este ciclo planetario, para ser felices.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!
Julio