CARTA 37: 22/02/11
VOLVER A SER HUMANOS
Debemos “volver a ser humanos”, nos ha dicho en más de una ocasión nuestro querido amigo Donato Camey, Maya Kaqchikel, médico graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala y médico maya.
Desde que la escuché, esta frase me ha quedado “dando vueltas por el cuerpo”, haciéndome sentipensar que es un camino para la paz en este mundo de tanta violencia globalizada.
“La ciencia” proporciona conocimientos para construir armas nucleares (que ya fueron empleadas) y muchos otros tipos de armas llamadas “convencionales”, que hoy son usadas en numerosas guerras.
Ciencia producto de la cultura occidental dominante, la misma que ha generado el capitalismo devastador.
No es sólo en las guerras, la violencia está en las calles, en las familias y en la vecindad, a punto tal de sentirlas “parte del paisaje”.
Con profunda tristeza vemos también actitudes violentas adquiridas por grupos humanos pertenecientes a culturas originarias.
El lenguaje de quienes sostienen posturas ideológicas, políticas o religiosas trasunta odio y agravios hacia quienes piensan diferente, considerados como enemigos a destruir.
Este “apasionamiento” se agota en el discurso iracundo, paraliza y nada construye.
¿En qué momento hemos dejado de ser humanos?
¿Somos “naturalmente” violentos unos con otros y con toda forma de vida?
¿Cómo se puede entender que los seres humanos, una especie viviente más, sean tan agresivos con otros de su misma especie y con otros seres vivientes?
Quien esto escribe no tiene respuestas. Sólo le sale del cuerpo compartir vivencias de sus años de trabajo como pediatra, en una época en que los médicos teníamos la modalidad de acudir al domicilio de las familias.
Nunca recuerda haber visto nacer un niño violento. Tampoco a ningún pequeño que no juegue con alegría, que no comparta sus juguetes, que no estire sus bracitos, felices sólo con alimento y abrigo prodigados con amor. Podría narrar infinidad de episodios de niñitos solidarios entre sí y con otros seres.
Recuerda sí a niñas y niños pasar por un período de tristeza en ámbitos familiares y vecinales de violencia, antes de observar en ellos mismos actitudes violentas
Quizás si ponemos la mirada en otras cosmovisiones podríamos ver algo de luz.
En el Foro Social Américas, celebrado en Guatemala, en 2008, Donato nos contaba acerca de la Cosmovisión Maya.
Esta Cosmovisión, nos decía, busca respetar, proteger y vivir en armonía, con todas las fuerzas y seres vivientes que vemos y no vemos.
La Naturaleza es la Maestra de Maestras que nos enseña a no violentar la vida de otros, a respetar el espacio sagrado de cada ser viviente y a reconocer que cada uno tiene una misión y una función importante para la continuidad de la vida.
Nuestra invitación a los pueblos del mundo, es que volvamos a ser personas completas, personas verdaderas que vivan y convivan con las vidas existentes en el universo.
Que en este mundo capitalista de violencia y de muerte generalizada, estén vivos estos sentipensares, es milagroso, esperanzador y alegrémico.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!
Julio