Carta 66: 06/12/11
CUIDAR LA CONFIANZA
Cuidar es ternura. Despojarnos de la cultura antropocéntrica y aprehender la biocéntrica se concreta en cuidar la salud de las relaciones día a día. Es una revolución de ternuras.
Cuidar la confianza es intrínseco a la salud de las relaciones.
Hay instantes en que todo ser humano necesita confiar en otro para compartir alguna aflicción o preocupación.
No respetar lo que nos han compartido lleva al aislamiento, pues la confianza se pierde.
Cuento una historia: Había una vez un hombre que era único médico del pueblito donde vivía.
Una noche fue llamado al hogar de un niño por los afligidos papás. Su hijo estaba muy decaidito, no hacía travesuras y “volaba de fiebre”.
En esos lejanos tiempos los médicos “hacían domicilios”, es decir que acudían a la casa de las personas que lo solicitaban.
El médico detectó en el niño una inflamación de sus amígdalas. Trató de tranquilizar a los papás, recomendó colocar paños fríos en la frente, dar de beber líquido de manera abundante e indicó una medicación a su mejor entender y saber.
Al día siguiente “hace una pasadita” por la casa de la familia. El niño había dormido bien y se lo notaba más animadito.
Como el pueblo era pequeño, con frecuencia el médico “hacía los domicilios” caminando.
En esa ocasión se encuentra a pocas cuadras con una tía del niño.
- Buenos días, doctor! ¿Viene de la casa de mi sobrino? ¿Qué tiene?
- Buenos días, señora! Sí, vengo de la casa de su hermana. Su sobrinito está mucho mejor…
Y se retira presuroso. La preguntita “¿qué tiene?” no tenía respuesta y nunca la tendría. Es que nuestro hombre había jurado “Guardar y respetar el secreto profesional”.
Estaba vigente también un Código de Ética aprobado por la Confederación Médica de la República Argentina en 1953.
“El secreto profesional es un deber que nace de la esencia misma de la profesión…” rezaba uno de sus artículos.
Eran otros tiempos. A menudo escucho a profesionales que hablan con total ligereza, en público, acerca de las personas que han asistido.
Mis luces de alarma se encendieron cuando en 1992 se registraron enfermos de cólera en nuestro país.
Los médicos hacían declaraciones y los medios difundían los nombres de las personas afectadas.
El mencionado Código de Ética, expresaba en otro artículo que revelar el secreto profesional es un delito previsto en el Código Penal.
Nunca tuve noticias de que se haya aplicado el Código Penal a profesional alguno por no guardar el secreto médico.
Lo que sí puedo afirmar es que se han ocasionado daños de todo tipo por cometer infidencias al comentar a otras personas acerca de un diagnóstico o de una determinada situación que se había confiado.
Es imperioso que quienes trabajemos en salud recordemos y cumplamos lo que juramos.
Sin embargo sentipienso que esta actitud debería ser asumida por todo ser humano, y no solamente por los médicos en cumplimiento de un juramento.
Sería muy saludable ser cuidadores de la confianza, siendo fieles depositarios de lo que la amiga o el amigo nos ha compartido.
Cuidar la confianza hace a la salud de las relaciones!
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio