Carta 75: 10/04/12
“DE ALGO HAY QUE MORIR…” –II-
“De algo hay que morir…”, decía el obrero de la pastera en Fray Bentos, “de hambre o de cáncer da igual”.
En nuestra Carta anterior comentábamos sobre esta frase que tanto me duele y que se suele escuchar con relativa frecuencia.
Reflexionábamos sobre la perversidad del sistema capitalista que ha impuesto una colonización mental que nos hace esclavos del salario, llegando a naturalizar el horizonte “hambre” o “cáncer”.
Más aun, esta colonización ha globalizado el pensamiento “De algo hay que morir” atravesando edades y condiciones económicas.
Se ha naturalizado de tal manera que ya no se registra “muerte natural”. ¿Por qué “hay que morir de algo”?
En mi lejana infancia se comentaba de algún anciano que había fallecido de “muerte natural”. Se aceptaba que el ser humano cumplía como todo ser vivo un ciclo biológico que cesaba naturalmente.
Hoy, siempre la muerte tiene que tener “una causa”. Hasta incluso se categoriza la condición social de la persona fallecida si la causa es una infección (pobre) o un infarto o tumor canceroso (rico).
Más aun, la colonización mental lleva a conclusiones epidemiológicas que contribuyen a categorizar una región, un país o una provincia, como “subdesarrollada”, “en vías de desarrollo” o “desarrollada”, según lo que predomine como “causa de muerte”,
Si la mayor cantidad de las “causas de muerte” son enfermedades infecciosas se dice que es “subdesarrollado”. En cambio si la mayoría de las muertes se registran por infartos, tumores o accidentes, es “desarrollado”.
¿Qué desarrollo es ese en el que se naturaliza el predominio de muertes por infartos, tumores o accidentes?
Ese “desarrollo” de algunas regiones es lo que ha sumido a las mayorías a la pobreza y a la indigencia, provocando “muertes antes de tiempo”, por no tener acceso a una alimentación adecuada o al agua en condiciones de ser bebida.
¿Por qué “morir de algo”?
Queremos recuperar nuestro ser natural. No queremos “causas de muerte” ni por infecciones ni por tumores, accidentes ni stress.
Bregamos por un mundo en donde el Derecho a la Salud prime en su sentido genuino: Derecho a ser concebido, nacer, crecer y desarrollarse y finalizar el ciclo biológico en salud.
Para ello, como decimos reiteradamente, necesitamos la revolución mundial del cambio de paradigma cultural. Dejar el antropocentrismo y abrazar el biocentrismo.
Movilización mundial por un cambio de modelo civilizatorio construyendo el “Vivir Bien”, recuperando el sentimiento de pertenencia a la Pachamama, a la Madre Tierra dadora de vida.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio