Con mujeres del Distrito de Aguablanca – Cali - Colombia
Febrero de 2003 – Marzo de 2005
Dos propuestas claves
En las vivencias en torno a la Economía Solidaria y a los Patios Solidarios
I. En octubre del 2003 recibimos una invitación para participar en una actividad de la Red de Salud de la Mujer Latinoamericana y del Caribe: la Universidad Itinerante: Políticas públicas, Salud y Mujer, a realizarse en Popayán en noviembre.
En las conversaciones compartidas en los mas o menos nueve meses que llevábamos compartiendo en el grupo, nunca habíamos tratado el tema de “salud”.
Llevamos la invitación a nuestra mesa, y propusimos que pensáramos y conversáramos sobre el tema “salud y mujer”.
Después de un momento de silencio, apareció una pregunta con sabor a desconcierto, expresada con diferentes palabras: ¿Por qué “salud y mujer?, ¿y los niños?, ¿y los hombres?, ¿y las ancianas?, ¿y los ancianos?, ¿y los árboles?, ¿y la tierra?, ¿y el barrio?, ¿y la comunidad?...
Y siguió una conversación rica, provocadora y emocionante...
En noviembre, participamos en el evento, y una de las conclusiones más importantes que llevamos fue la definición de salud que construimos juntas:
“Salud es la búsqueda constante y solidaria de nuestra capacidad para sentirnos bien y generar bienestar”
II. En febrero del 2005 compartimos la información sobre la Asamblea Mundial para la Salud de los Pueblos que se va a realizar en Cuenca Ecuador en Julio de este año. Uno de los lemas más importantes en este evento es: “Salud en manos de la comunidad”.
Después de exponer la información y de ver algunos videos de experiencias de otros grupos. Nos hicimos la siguiente pregunta: ¿Qué tiene que ver con nosotras y nosotros la información compartida?, y ¿qué podemos decir sobre “Salud en manos de la comunidad”?
Después de expresar el sentimiento de pertenencia con las actividades y propósitos de las otras experiencias que habíamos visto, con diferentes palabras se expresó lo siguiente: “cuando sembramos, la salud está en nuestras manos”, y de pronto, ante la mirada asombrada y feliz de nosotras, la conversación giró en torno al sentido que tiene para el grupo, este espacio de encuentro y sembrar (no producir), asumiendo sin cuestionamientos y con total naturalidad, que encontrarnos, sembrar y salud son conceptos equiparables. Y al final, apareció el término de enfermedad así: “además, hasta si nos enfermamos las plantas nos pueden ayudar, y no tenemos que ir al médico”