La Enredadera » Nº 10 – Diciembre de 2004

Última actualización: 19/06/2009

 

LA ENREDADERA
Boletín Informativo de la Red Jarilla de Plantas Saludables
Nº10 – Diciembre de 2004 
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EDITORIAL
 
           Ya vamos por el Boletín Informativo Número 10. La intención es conectar a través de esta publicación caserita a los miembros de la Red Jarilla, que sigue creciendo dentro de nuestra provincia y por fuera también.
        Por eso sería bueno compartir su lectura en espacios de encuentro, en reuniones, en los lugares de trabajo, en la feria o el vecindario.
        También es útil que hagamos copias para aquellas personas que no vemos tan frecuentemente, pero a las que tenemos en cuenta y sabemos que quieren estar conectadas.      
        Una nueva reunión de “referentes” o “delegados” y participantes de la Red Jarilla nos ha juntado este fin de año. Hemos compartido un día en Zapala, centro provincial, con la idea de aliviarles el viaje a los integrantes de más lejos. Este boletín cuenta a los que no estuvieron lo que hemos estado charlando.
        Este boletín también viaja lejos: va a Bariloche, El Bolsón y Catriel, en Río Negro; viaja a Misiones, Formosa, Santa Fe, Jujuy, Tucumán, Buenos Aires, Montevideo, y se multiplica allí donde hay gente que ama, respeta y agradece, tal como hacemos los jarillenses, a nuestras queridas plantas hermanas.
 
Próxima reunión de la Red:El sábado 5 de febrero nos reuniremos en Aluminé a las 10 hs., en lugar a confirmar, los referentes de cada localidad de la Red Jarilla, con invitaciones que cada “delegaod” haga a aquellas personas interesadas en participar, y que hayan hecho talleres y estén trabajando en la temática de plantas para la salud, aclarando que se trata de una reunión organizativa. El temario tentativo es:
1.        Informe de cada referente acerca de sus actividades.
2.       Compartir información sobre la Red Argentina
3.       Informe sobre Laicrimpo
4.       Preparación del Segundo Gran Encuentro de la Red Jarilla, programada para el 2 y 3 de abril 2005 en Zapala.
 
Para mayor información, llamar a la secretaria de la Red, Silvia Ruiz al 0299-4439805 (correo electrónico silviaruiz@Argentina.com) 
 
 
 
 
INFORME DE LA REUNIÓN DEL GRUPO MOTOR DE LA RED JARILLA
Realizado el 13.12.04 por Sandra Marin
 
            El sábado 11 de diciembre nos reunimos a las diez de la mañana en la Sociedad de Medicina Rural, sito en Etcheluz y Mitre, de Zapala.
            Como es habitual, nos presentamos y comenzamos a desarrollar el temario previsto para el encuentro.
            El primer punto fue el informe de cada ciudad. Asistimos representantes de doce ciudades o parajes.
 
Neuquén (Silvia Ruiz): Recientemente, en noviembre, se formó el grupo “Todo Verde”, con personas que habían asistido en el mes de julio a un taller de capacitación. Son entre 15 y 23 personas, con asistencia “oscilante”. En el verano, se van a reunir una vez al mes, pero el resto del año cada quince días. La modalidad de encuentro será una convocatoria telefónica, que cualquiera la podrá hacer. No habrá nadie que oficie de coordinador. Realizarán herbarios, lectura de material (entre ellos, el Boletín de la red), actividades diferentes para estar conectados con la red, preparados de cremas, jarabes, jabones, caramelos.
 
San Martín de los Andes (Sandra Marín):
§         Se dio lectura al informe preparado por Martha, secretaria del grupo, y se comentó sobre la capacitación que brindó la Sra. Eloísa Castellanos recientemente (ella comenzó dibujando plantas hace 30 años, luego hizo fitoterapia y ahora trabaja con la parte sutil de las plantas y desarrolló las “flores del Bolsón” al modo de las flores de Bach).
§         Luego se explicaron las diferentes actividades que se hicieron con la colaboración de Pro-Patagonia y de la UNC (a través de Gabriel Stecher), como por ejemplo la organización del taller del 19 de octubre que iba a coordinar Adriana Marcus para las comunidades rurales, pero que hubo que suspender por conflictos internos en dichas comunidades.
§         Luego, se comentó sobre el taller del día 29 de noviembre, en el que participaron Eduardo Rapoport, Ana Ladio y Adriana Marcus, en el que se abordó durante la mañana el tema de las plantas comestibles y por la tarde las medicinales, con una salida de campo durante el mediodía. El equipo de Eduardo Rapoport entregó a los asistentes un librito sobre Plantas Medicinales utilizadas por la Comunidad Curruhuinca. La gente de las comunidades rurales demandaron capacitación para hacer preparados con plantas, y Adriana propuso que el grupo Ñanku Lawen podría enseñar esto a la gente.
§         También se comentó sobre la idea de acercarse a las comunidades para mostrar cómo se hacen determinados preparados (los más simples y los más requeridos por la gente), para lo cual Pro-Patagonia ofrece dinero para insumos, combustible y comida. (En principio, comenzaríamos en enero del 2005 Marcela, Virginia, Patricia y Sandra junto a todos los que quieran sumarse. Además, este acercamiento a la gente permitiría aprender mucho más y efectuar recolección y preservación de plantas).
 
Catriel (Florentina Meriño): El grupo “Llantén” se formó el 7 de diciembre. Está compuesto por seis personas interesadas en ser parte de la red, a partir de haber recibido capacitación en un taller con 26 personas dado por Silvia Ruiz y Heraclio Espinosa el día 27/11, en que hicieron crema y tintura de llantén. Hubo algunos problemas de organización y de convocatoria, que pudieron superarse. Ya tienen próximas fechas de encuentro: el 6 de enero del 2005 se juntarán para hacer caramelos, el 19 de febrero harán nuevamente junto a Silvia y Heraclio el segundo taller de cierre.
 
Aguada del Overo (Margarita Benitez): A este paraje ha asistido Adriana desde el 97, en varias ocasiones. El lugar está a 65 kms. al sur de Zapala, por la ruta que va a San Martín y Junín de los Andes. Hasta el momento, no han logrado juntarse sistemáticamente, pero la gente del lugar cuenta con Margarita, que hace los preparados y los reparte entre los que necesitan. Intercambian recetas que cada cual hace en su casa. Recibieron en invierno la visita de integrantes del Grupo Malva de Zapala y gente de otros parajes, y entre 36 participantes pasaron una jornada de intercambio y conocimiento. Margarita, su hija Silvina, su suegra Mercedes (que estuvieron en El Chocón) y demás pobladores pertenecen a la comunidad mapuche Cayupan. Quieren juntarse con la gente de Las Coloradas para hacer jabones y jarabes.
 
Junín de los Andes (M. Fernanda Hadad, Fernando Morales, Maria Teresa Arias e Hilda Quilaleo): Pertenecen al grupo “Lahuen che”. Son 7 u 8 personas. Comenzaron su actividad con un taller para agentes sanitarios que dio Adriana hace varios años. Ahora se juntan hace 2 años a hacer preparados y compartir. También dan talleres en las comunidades rurales y en algunas escuelas. Han realizado ferias de platos y actividades para recaudar fondos para este viaje (la nafta), para comprar ollas, grasa y demás. Esas actividades fueron buenas porque sirvieron para juntar a las personas y sentir que son un grupo. Se reúnen cada quince días en la Esc. 344. El próximo encuentro es el 15/12. Son talleres, no cursos. Por lo tanto, todos participan por igual. Todos enseñan, todos aprenden. En el grupo hay varios médicos. Estudian sobre los modos de ver la medicina mapuche, discuten sobre la postura del “no lucro”, tratando de no perder, porque todo cuesta. En este sentido, intercambian preparados por insumos (azúcar, grasa, etc.). Hacen salidas de reconocimiento. Tienen la solicitud de asistir para organizar talleres en Huilqui Menuco, Aucapan y Chiquilihuin. Hicieron un huerto medicinal en un puesto de salud, donde hay poleo, llantén, toronjil, éter, y cada uno trajo una planta. Quieren ir a la cordillera a buscar plantas. Desean, también, comenzar a hacer algunas actividades con el grupo de San Martín. Van a ir a Las Coloradas a fortalecer a los grupos de uno y otro lugar.
 
Zapala (Adriana Marcus, Mirta Sandoval e Irma Cardoso): El grupo “Malva”, formado por unas veinte personas, se reúne desde noviembre del 2003, luego de un taller en el INTA. Tomó más fuerza desde el encuentro provincial de El Chocón. Organizan talleres en dos centros de salud, cada quince días. La modalidad es convocar a los que ya están y también a los nuevos. Siempre se suma gente, pero algunos aparecen y luego se van. Tienen un programa semanal en Radio Nacional, los viernes después del Boletín Comunitario. Este programa les ha dado fuerza. En él no dan recetas, pero invitan a la gente a sumarse a los talleres. Tienen el pedido de organizar talleres en el 2005 en un Club de Jubilados y en escuelas primarias. Existe la intención de compartir el programa radial, que se graba cada vez, con una FM de Ruca Choroi, también de ir a Ruca Choroy para un taller.
 
Centenario (Nazael Muñoz): El grupo se llama “Viento verde” y se formó a partir del encuentro de referentes del 2 de octubre de este año, en esa localidad. La municipalidad ayudó y colaboró con este encuentro, en el marco del aniversario de la ciudad. Asisten entre 1 y 10 personas, con concurrencia irregular. Reconocen como un gran error haberse dejado llevar por cuestiones políticas municipales. Recibieron mucha ayuda del municipio, y éste puso su cartel en todo. La idea, ahora, es separar a la red de esto. En el grupo no cuentan con médicos. El hospital es muy cerrado. Para el 2005 la Cooperativa Telefónica ofrece colaborar para un encuentro de capacitación. Las escuelas primarias, por su parte, demandan capacitación. También Caritas quiere armar algo en conjunto.
 
Plottier (Marisa Saito, Heraclio Espinosa): “La banda de los yuyos” organiza la venida del Ing. Agrónomo Javier Souza Casadinho para el día 19 y 20 de diciembre, quién es integrante de la RAPAL y de CETAAR, y que trabaja investigando sobre el perjuicio de los cultivos transgénicos. Este evento lo auspicia la Municipalidad de Plottier y la Red Jarilla. Está previsto para 30 personas cada día. Hay que inscribirse comunicándose con Marisa o con Silvia Ruiz. El grupo se sigue juntando frecuentemente, sobre todo para hacer preparados. La Cooperadora del Hospital compra los insumos para hacer preparados, y la farmacia del hospital los provee. La Dra. Betty Sarli, junto a Heraclio y Marisa van a otras localidades a capacitar. También dan talleres en escuelas. La buena noticia es que recientemente se reincorporaron los agentes sanitarios que se habían distanciado.
 
Cutral-Có y Plaza Huincul (Pablo Uriarte, Verónica Marconi, Guadalupe Avellanal, Magdalena, Liliana Rickemberg, las dos Saras y Arsenia):  El grupo “Tomillo” se formó después del encuentro provincial de El Chocón. Se juntan el último domingo de cada mes en un centro comunitario. Están organizando un herbario, han dado talleres en dos escuelas. Están ensayando una crema para adelgazar, a base de fucus y centella asiática en tintura.
 
Aluminé (Elsa Franco y Silvia Rosas): Si bien no tienen mucho contacto con la red, han trabajado todo el año reuniéndose para hacer preparados en la cocina del hospital. Esta institución provee los insumos (vaselina, lanolina, 2 o 3 kg por mes) y les ha comprado la batería de cocina. Algunos son enfermeros y otros promotores de salud del área rural. Han trabajado dando talleres en las escuelas de Carri Lil y Poi Pucón, pero para los padres, no para docentes ni chicos. Hacen cremas y jarabes, que los médicos recetan, y que quedan en la guardia y en la farmacia del hospital para proveer a los que se atienden. No los venden, pero piden colaboración de uno o dos pesos a los que vienen de afuera. Han solicitado colaboración al municipio, pero nunca respondió. Tienen programas radiales en dos FM: Antú y Tiempo. Es un programa de salud, en el que abordan el tema de plantas saludables. Han podido asistir a esta reunión de Zapala porque el Hospital les facilitó la movilidad.
 
Las Coloradas (Alicia Pintos y Florencia Maldonado): Conforman el grupo Amancay, formado después del encuentro de El Chocón. Son ocho personas, que no pueden ponerse de acuerdo para juntarse. Han hecho una cartilla con recetas de preparados, y las han colocado en las vitrinas del hospital y difundido por radio. Elsa, que estuvo en Centenario, hace y vende jabones. Van a juntarse con el grupo de Junín en este verano.
 
No éramos tantos, así que hubo oportunidad de intercambiar nuevas recetas, saberes y secretitos. Aquí, algunos de ellos:
 
-          la crema de jarilla está dando buenos resultados para los dolores articulares y para la psoriasis.
-          jarilla y malva juntas: muy buenas para hongos en los pies.
-          la cera de abejas funciona como filtro solar.
-          para el acné: lavajes con el agua del hervor de llantén, malva y pañil.
-          Margarita, de Aguada del Overo, hace las cremas con el caracú de las patas de chivos y ovejas. Parte los huesos y sopla para obtener el caracú. Con esto hace los preparados.
-          Para repeler insectos domésticos es útil colgar una ramita de paico en las ventanas. También funciona colgar un limón en el que se han pinchado clavos de olor. Otra es el ajenjo.
-          En el norte del país se están tratando casos de anemia en niños, utilizando tintura de ortiga y suministrando 20 gotitas diarias, con controles de sangre mensuales que evidencian importantes mejorías.
-          Champú para la caída del pelo y la caspa: dos partes de champú base o el habitual más una parte de cocimiento bien concentrado de ortiga.
-          Otra receta para la caída del pelo: cocimiento de raíz de ortiga, ciprés y maitén. Hilda dice que esto es buenísimo, que ella en un mes obtuvo mejorías impresionantes, y que observemos que el ciprés y el maitén nunca se quedan “pelados”.
-          Jabones: En la zona de estepa, la planta que hace espuma es el quillo o “revienta caballo”. También la pichana. En las zonas más húmedas, la limpiaplata. 
-          Receta del jabón de ceniza (es cicatrizante, antisárnico, seca los granos y combate hongos)
o        una parte de grasa
o        dos partes de ceniza de zampa o pichana, preferentemente, bien cernida.
o        un poco de agua, suficiente para humedecer la ceniza.
o        olla de hierro
o        papel
Se humedece la ceniza con el agua y se coloca en la olla. Se lleva al fuego y se va agregando la grasa, revolviendo constantemente. Cuando la grasa se termina de derretir, se retira del fuego. Se arman bolitas que se colocan sobre el papel, arriba de la mesada. El papel absorbe la humedad y los jabones se secan rápidamente.
-          Jabones medicinales:
Receta Nº 1: rallar medio pan de jabón blanco y colocarlo a Baño María junto a 150 cc de agua muy concentrada resultante del hervor de la planta. Dejar sobre el fuego el tiempo necesario para lograr una pasta homogénea. Colocar el moldes y “curar” algunos días, ya que quedan muy blandos.
 
Receta Nº 2: rallar medio pan de jabón blanco e incorporarle 150 cc de tintura de la planta elegida. Llevar a Baño María, moldear. Se puede usar enseguida. No necesita tiempo de curación ya que el medio líquido se evapora durante el proceso.
 
            Una vez finalizada la instancia de informes de cada ciudad, almorzamos unos sándwiches espectaculares de milanesas, compartimos unas bebidas hechas a partir de jarabe de ortiga, de San Pedro y de marrubio.
            Finalizado el almuerzo, nos reunimos nuevamente para definir algunas cosas en relación al “Segundo Encuentro Provincial de Plantas Saludables de la Red Jarilla”. Se decidió lo siguiente:
-          se hará en Zapala, los días 2 y 3 de abril de 2005. Se evaluaron los pro y los contra, analizando que si bien no es una fecha en que la gente tenga dinero, al estar decidido desde ahora y suficientemente difundido, quienes están comprometidos con la red y quieran participar podrán prever y organizarse con tiempo. Además, se continuará con la modalidad de los costos muy accesibles. El regimiento ofrece alojamiento para 450 personas, incluso con la elaboración de la comida dando la Red los insumos para esto. (Esta última parte necesita definición y gestión de los locales). El intendente de Zapala ofrece todo el apoyo, y no le interesa figurar con su cartel. El cronograma tentativo incluiría la inscripción el sábado a la mañana, almuerzo al mediodía, durante la tarde la feria de muestra e intercambio de productos. A la noche, baile. Durante el domingo, la participación de Eduardo Rapoport con una charla sobre plantas comestibles, quizá la preparación y degustación de un plato. Durante la tarde la exposición de cada grupo participante y, finalmente, el cierre.
-          Se aceptó la propuesta de Adriana de incorporar a los niños a este evento, por varias razones. Fundamentalmente porque ellos heredarán el planeta que les dejaremos nosotros, porque ya hay antecedentes en Salud de trabajos con niños desde la panza, porque los chicos se integran natural y espontáneamente. En este sentido, se organizarían talleres exclusivamente para ellos, juegos, etc.
 
           En el temario de esta reunión estaba previsto el informe de Adriana Marcus y de Nazael Muñoz respecto de la participación en LAICRIMPO, así como la reunión de la Red Nacional que se hizo el día anterior a la apertura de este encuentro en Misiones (a la que asistió Adriana por NQN), pero ya eran las cuatro de la tarde y se hacía la hora de tomar micros, así que dichos informes quedaron para este boletín, que se anticipó saldría “gordito”.
           Se consultó sobre quienes estarían dispuestos a ser capacitadores, ante la demanda de talleres en diferentes lugares. Se propusieron Marisa Saito, Betty Sarli, Heraclio Espinosa, Silvia Ruiz, Paula Giraudo y Claudina para la zona de Confluencia; Fernanda Hadad y Sandra Marín para la zona sur, Adriana Marcus con Mirta Sandoval para la zona centro, y Arsenia y Guadalupe se animan en Cutral Có, así como Elsa Franco se anima en Aluminé si la acompaña Susana Funez.
 
 “Los caminos del corazón, sólo se reconocen andándolos”. (A. Mastretta)
 
 
Informe sobre Laicrimpo:
     El 5, 6 y 7 de noviembre se realizó este encuentro Nro. 14, en la ciudad de El Dorado, Misiones. El lema de este encuentro fue “Integrándonos hacia la tierra sin males”.
     Luego de la bienvenida por parte de los organizadores, los más de 600 participantes vimos un video titulado “El secreto de los Verde”, en base al cual luego trabajamos en grupos compartiendo impresiones sobre el mismo, y reflexiones acerca de la relación con los trabajos que venimos realizando.
     Luego hubo una feria saludable, donde los diferentes grupos mostramos nuestros productos, fotos, plantas, afiches, mapas, revistas, libros. Nuestros dos representantes (Nazael y Adriana) armaron una mesa junto con otros integrantes de la Red Argentina de Salud y Plantas.
     El sábado amaneció con gimnasia para los madrugadores y talleres de todo tipo (estaban anunciados en el boletin anterior). A última hora se acercaron y compartieron las conclusiones de los talleres.
      El domingo, luego de la gimnasia y del desayuno, un panel sobre “La problemática de la salud de los pueblos en el contexto de la globalización cultural” reunió a Julio Monsalvo como coordinador, a Landy Smith de EEUU, a Jorge Quisoe, de Ecuador y a Nelson Alvarez, de Puerto Rico (cuya conferencia desgrabada por Adriana y corregida por Nelson se encuentra en el “suplemento” de este boletín).
      Como cierre, se le pidió a cada provincia que se reuniera para proponer acciones concretas a realizar a fin de incidir, modificar o mejorar las políticas públicas. Nosotros nos presentamos como representantes de una cantidad indefinida pero grande de personas, que deberemos trabajar estas consignas en nuestra red, para enviar luego estas conclusiones a Laicrimpo. Las conclusiones de los demás grupos (de Buenos Aires, Santa Fe, Misiones, Chaco, Corrientes, San Luis, Formosa y Uruguay) exceden este espacio.
      Como cierre, queremos decirles a nuestros jarillenses que este encuentro de tantas personas, con una organización excelente, que reunió al movimiento popular del noreste argentino y vecinos para la salud integral y otro mundo posible, nos ha emocionado, entusiasmado y energizado. Nos llevamos la propuesta de Julio en el corazón: ser cada uno de nosotros gestores y receptores de vida y de salud, artesanos de otro mundo posible.
 
Semillas de esperanza
Por Nelson Alvarez Febles[1]
 
            Siempre me he considerado un optimista, pero en años recientes debo confesar que los eventos internacionales y locales – como los que aquí se han mencionado, los tratados de libre comercio, la globalización neoliberal, la agudización del imperialismo desde el norte - han golpeado severamente sobre ese optimismo.
            Sin embargo, creo que es una condición, un ingrediente, de esa alegremia de la cual habla Julio Monsalvo. Aproveché la invitación que me hicieron los compañeros de Rosario para hablar el pasado mes de junio en una hermosa Feria de Semillas para intentar reflexionar un poco sobre esa crisis del optimismo, y qué hacer en estos momentos. En Rosario existe una hermosa y amplia experiencia de huertas comunitarias, resultado de un trabajo paciente entre técnicos, cuadros gubernamentales y las comunidades, que ha logrado hacer un importante aporte a la seguridad alimentaria de las poblaciones más golpeadas por la crisis económica de estos años, a la vez que va impactando positivamente sobre la autogestión y la autoestima de la gente. Entonces pensé que las semillas, para que germinen, hay que sembrarlas en buena tierra.
            Los que van a las Cataratas del Iguazú, tan cerca de aquí, cuando hacen el paseo inferior camino de la Isla de San Martín, se encuentran con una placa de bronce en honor de un señor que llaman Alvar Nuñez Cabeza de Vaca. Este señor, lee la placa, dicen que “tras cruentas y largas luchas contra la naturaleza y lo desconocido”, descubrió las Cataratas del Iguazú.
            Choca que a 500 años de una de las invasiones más cruentas de la historia, de uno de los etnocidios más brutales de la historia, y en un momento cuando nuestros pueblos originarios recuperan el protagonismo a pesar de una de las persecusiones más salvajes que se han vivido, se siga llamando “descubridores” a estas personas.
            Entonces, en una necesaria reivindicación, quiero decir que son los pueblos originarios, son las comunidades locales, son los pueblos agrícolas los que tienen la menor hoja de expediente de eso que hoy en día se llama desarrollo sustentable. Estos pueblos fueron capaces durante 10-12.000 años de hacer uso de los recursos naturales, modificándolos, haciendo terrazas, mejorando los suelos, seleccionando inteligentemente
- no solo por azar o por intuición - las especies de animales, de plantas, de árboles que hoy nos sirven para cobijarnos, para vestirnos, para alimentarnos, para proveernos salud, que forman parte de nuestros rituales culturales, que forman parte íntima de nuestra forma de ser. Un reconocimiento necesario es que no existe en el planeta mejor ejemplo de respeto al medio natural, de utilización responsable, de respeto a las generaciones anteriores (a los ancestros) y a las generaciones venideras, como esas experiencias de manejo de los recursos y de la biodiversidad por parte de las comunidades locales. Es lo que se llama la “diversidad productiva”, la biodiversidad para uso humano.
            Las comunidades que están en lo que hoy se llama Mesoamérica fueron capaces de adaptar una hierba silvestre, el teocintle y crear variedades de maíz que son capaces de resistir a las sequías, de resistir a las heladas, de sembrarse en prácticamente todos los continentes del planeta, de sembrarse a nivel del mar y de sembrarse a miles de metros de altura, haciendo un enorme aporte a la alimentación de todo el planeta.
            Las papas, tan importantes a nuestras culturas, el arroz de las culturas asiáticas, que crecen bajo tres metros de agua cuando vienen los monzones en Asia, son otros ejemplos de la adaptación de cultivos. En la raíz de esa micro-adaptación local siempre subyace el sentido recíproco de pertenencia. Dice una compañera chilena, Camila Montecinos, que no podemos seguir discutiendo frente a las transnacionales, frente a los gobiernos, cómo adaptar esos recursos, ese conocimiento, al pensamiento occidental que pregona la propiedad intelectual. Porque nosotros no somos dueños de la naturaleza, ni de los recursos, y la naturaleza tampoco es dueña de nosotros. Camila nos dice que nosotros somos depositarios de dones, y el don es algo que nos es dado pero ante el cual tenemos la responsabilidad de conservarlo y de transmitirlo.
            Enfatizo esto, porque me parece bien importante que lo tengamos presente cuando nos enfrentamos a esas arremetidas de la aplanadora globalizadora, que se lleva por el medio - como en el caso misionero aquí mismo - el bosque nativo, y se lleva por el medio al campesino, y se lleva por el medio al guaraní, y destruye las culturas; o cuando hemos visto en este país cómo han sembrado todo lo que podían de soja con un pensamiento a corto plazo. Porque no es que las transnacionales sean malas. Son muy buenas en cumplir con el único propósito para el cual son creadas: a fin de año darle cuentas positivas de ganancia a sus inversores, lo cual hacen muy bien. Lo que pasa es que esos criterios de ganancia, que tienen el plazo de un año, no toman en cuenta – excepto desde el departamento de relaciones públicas cuando les conviene - los derechos humanos, la naturaleza, el medio ambiente. Es más, ni siquiera toman en cuenta algo tan importante como es el futuro. Los gobiernos intentan hacerlo un poco mejor, pero por la dinámica de los procesos electorales, los gobiernos suelen pensar a cuatro o cinco años.
            Mientras tanto, les reto a que pensemos como han pensado los pueblos a través de la historia: pensemos a 100 años, pensemos a 200 años, y desde este pensamiento más a largo plazo es que podremos estar en posición de, verdaderamente, actuar ante esos procesos de destrucción y de homogenización – lo que llamo “la aplanadora cultural”. Porque cada vez que desaparece un recurso biológico, más allá de fantasías jurásicas, desaparece para siempre, y cada vez que desaparece un viejo o una vieja, dicho con todo cariño, con su conocimiento sin haber sido transmitido a las nuevas generaciones, nos quedamos simplemente con hierbas, con yuyos sin nombre propio ni usos conocidos. ¿Qué son yuyos? Los yuyos simplemente son plantas de las cuales no sabemos para qué sirven.
Don Santos Rodríguez fue un maestro campesino cuando tuve la oportunidad de ser agricultor orgánico en las montañas de Puerto Rico. Sabíamos que andaba por allá arriba en el monte cuando se oía su grito rítmico que decía algo como “¿quién anda por ahí?”. Cuando alguna vez me le uní, y le preguntaba a Don Santos, ¿y eso para qué sirve?, para todo le tenía un nombre y le tenía un uso. Hemos escuchado aquí en el Laicrimpo, que nos decían: la gente de los pueblos locales saben nombrar hasta mil elementos de la naturaleza. Además, en las cosmovisiones tradicionales, como en el Ayllu andino, no hay diferencia entre los seres animados, las semillas tienen vida y caminan, como también tiene vida la montaña, tiene vida el lago.
            Sin embargo, ese rescate y valorización de los recursos y el conocimiento que se ha venido dando a través de la historia se encuentra confrontado por el neoliberalismo y la globalización. Hemos mencionado la propiedad intelectual, que lleva a las patentes sobre organismos vivos, hemos mencionado los transgénicos y su implantación avasalladora que destruye los recursos y la cultura del campo. El poder de las compañías transnacionales se ve a través de datos espeluznantes: de las 100 organizaciones económicamente más poderosas en este momento sobre el planeta, al día de hoy 51 son corporaciones transnacionales y 49 son países. Esto representa no solamente la pérdida de la soberanía en cuanto a la seguridad alimentaria, la pérdida de soberanía de nuestros países, sino también la pérdida de la soberanía de esas instituciones multilaterales de las cuales la humanidad decidió dotarse para intentar tener una gestión más democrática. Por ejemplo la Organización de las Naciones Unidas, donde a pesar de todas sus debilidades todavía pervive el principio de un país un voto. Las transnacionales no tienen un voto directo, pero ejercen un gobierno mundial que, en primer lugar, tenemos que identificar, para luego ver qué hacemos frente a eso.
La compañía más grande en estos momentos ya no es una petroquímica, ya no es la General Motors que se dedica a los negocios tradicionales de manufactura, ya ni siquiera son las compañías armamentistas, farmacéuticas o agroquímicas. La compañía más poderosa del mundo en este momento es Wal-Mart, que se dedica a la venta al detal de productos de consumo. Son unos grandes almacenes que están en el negocio de vendernos todo eso de las marcas y de las necesidades creadas con las cuales constantemente nos están bombardeando. Esto representa una transición, porque vamos al control no ya por parte de entidades que producen bienes de capital, sino de entidades que manejan aquello que no se puede ver, que es la psique, que son los deseos, que son las frustraciones, que son el miedo. La industria de las comunicaciones y la información está controlada por unas pocas transnacionales. Lo que le pasa a Irak, lo que le pasa a Afganistán, nos puede pasar en Venezuela, nos puede pasar en Cuba o nos puede pasar en ese Uruguay que ha sido un ejemplo reciente tan hermoso de lo que los pueblos pueden hacer – cuando se unen – para dar pasos adelante con dignidad y optimismo.
            Entonces – no quiero detenerme en lo negativo, porque me parece que éste es un espacio tan especial - ¿ante esto, qué hacer?
            Estoy convencido de que tenemos que actuar en los lugares donde nosotros estamos ejerciendo, en la cotidianeidad, nuestra acción, y es lo que yo llamo “los bolsillos de resistencia”. Estos bolsillos de resistencia los podemos dividir en tres tipos. Unos son los territoriales, lo que llamamos en ecología “los ecosistemas”. Son los lugares donde los seres humanos interactuamos en lo inmediato con el medio natural. Son las cuencas, son los ríos, son los valles, son las montañas, son las costas, son las praderas. Los hay tropicales y subtropicales, los hay andinos y de alta montaña. Entonces, es todo lo ecosistémico, lugares donde nosotros debemos hacer los bolsillos de resistencia.
¿Y cómo los podemos hacer? Empezando por lo que sería el segundo área de bolsillos de resistencia, que es conservando la diversidad de vida, la biodiversidad. Porque los ecosistemas no son estáticos: están en permanente transformación, y la vida también está en constante transformación. Los grandes institutos de investigación han recogido millones de nuestras semillas, que están en enormes refrigeradores del norte. Cuando a esas semillas las quieran volver a sembrar, habrá habido cambios climáticos, habrá habido cambios del suelo, habrá habido cambios en la mentalidad de la gente, se nos habrá olvidado para qué servían. Entonces necesitamos conservar nuestras pequeñas gallinas, que tienen huevos quizá más pequeños, pero que son resistentes a las enfermedades. Necesitamos conservar nuestros chanchitos, nuestros cerdos, nuestros maíces, nuestros porotos, nuestros yuyitos (pero yuyitos: los que sabemos para que sirven). 
Para conservarlos necesitamos una tercera área de bolsillos de resistencia, que es la cultura. La naturaleza tiene valor intrínseco en sí misma, pero no nos sirve si no sabemos cómo se cruzan las razas de chanchos que son tan resistentes, o cómo se cruzan las semillas para refrescar el maíz – ustedes saben que tienen que sembrar distintas clases de maíz para que se renueven, porque si no tienen que ir cada año a comprarles los maíces a las compañías. Entonces, para mí, estos bolsillos de resistencia ecosistémicos, territoriales, de biodiversidad, de cultura son lo que yo llamo las semillas de esperanza para los nuevos tiempos.
Necesitamos una forma viva, una forma dinámica de practicar esa resistencia. Pero no se trata de una resistencia frontal. Han intentado destruirnos la vida, y el destruirnos la vida implica destruirnos el alma y el espíritu, el cuerpo, el doblegarnos. Lo han intentado con dictaduras, con la pobreza, con la marginación de la mujer, con la desnutrición de los niños. Pero ante esto tenemos que decir, bueno, dónde es posible – en lo inmediato y en lo local - ejercer esa resistencia creativa, para que esa semilla germine y se multiplique.
Históricamente en algunos pueblos de África ha sido mala educación ofrecer comida cocinada con cereales que tengan menos de tres años de cosechados: eso nos enseña que esos pueblos, ante la aparición cíclica de sequías, tenían incorporadas normas culturales para contar con tres años de reservas de alimentos. En otros pueblos de África las abuelas son las encargadas de seleccionar y guardar las semillas, y en caso de sequías no las sacan para usarlas como alimentos, pues saben que de esas semillas dependerá la recuperación y el futuro de su gente.
Entonces, una aspiración necesaria es lograr la seguridad alimentaria, que es tener cantidad y calidad suficiente a través de todo el año para todos los integrantes de una sociedad, y que estos alimentos sean culturalmente afínes y agronómicamente efectivos. De esa seguridad hay que pasar a la soberanía alimentaria, que en el caso de los pueblos y comunidades locales implica el control sobre la tecnología, el conocimiento, los recursos, la tierra y la comercialización de los alimentos.
Me parece que estos bolsillos de resistencia ya los estamos viviendo. Los estamos viviendo a través del rescate y el control sobre las semillas, cuando vamos a conservarlas, cuando las vamos intercambiando. Lo estamos haciendo cuando revalorizamos los sistemas integrados, como cuando el compañero nos canta las canciones pilagá esta mañana con esa voz de tierra tan impresionante, que parece un mantra que viene de lo profundo de los tiempos. Lo estamos haciendo cuando rescatamos valores fundamentales, como solidaridad, como honestidad, como justicia social. No nos engañemos. A los jóvenes les dicen que esas son cosas pasadas de moda, que la historia terminó. No: la historia la estamos reinventando en cada momento. Lo estamos haciendo cuando planteamos evolucionar, pues tampoco queremos nostalgias que sean un lastre, que no nos dejen abocarnos al futuro. Frecuentemente digo que no quiero más revoluciones en cuanto a que las revoluciones implican ruptura, donde tenemos que dejar atrás lo que nos han enseñado los abuelos y las abuelas, donde tenemos que dejar nuestro maíz por esos maíces híbridos, donde tenemos que dedicarnos a sembrar soja en vez de porotos, en vez de sembrar trigo, en vez de tener campo.
Entonces yo planteo: queremos evoluciones creativas, queremos ser puentes. Nosotros tenemos que ser un puente desde esa sabiduría ancestral - y a través de la investigación participativa, la investigación compartida, la investigación sustentable - tender un puente hacia el futuro, que siempre queremos imaginar mejor.
Es importante reconocer el papel central que la mujer ha jugado y juega en todas las etapas que tienen que ver con la creación y la reproducción del conocimiento y de la vida. Las culturas dominantes desde hace varios siglos vienen negando y destruyendo el conocimiento específico de la mujer sobre la naturaleza. Por ejemplo, en la Europa “civilizada”, más o menos en la época en que llegaron aquí para conquistarnos, quemaron a millones de mujeres acusándolas de brujas porque eran las poseedoras de conocimientos ancestrales y milenarios. La recuperación del rol de las mujeres como gestoras de conocimiento en nuestras sociedades es esencial.
Tenemos que tomar conciencia de la importancia ecológica, de los dones que nos dan y de la responsabilidad recíproca que tenemos con la naturaleza. Promover desde nuestros lugares de inserción, allí donde estemos: no hay lugares insignificantes, tantas hermanas y hermanos que están aquí que nos hacen el testimonio de que están trabajando en lugares que son apartados en Corrientes, en Paraguay. Esos lugares son importantísimos, porque cada lugar es un bolsillo de resistencia, cada lugar es una semilla de esperanza.
Me gustaría terminar diciendo que vemos, tanto en el norte como en el sur, cómo crecen los rizomas de nuestro movimiento. Rizomas son las raíces de algunas plantas que van bajo la tierra y salen por aquí y salen por allá creando nuevas plantas. Entonces, nuestro movimiento es rizomático. Tenemos que aparecer por todas partes, donde menos nos esperen. Así tenemos el Movimiento por la Salud de los Pueblos, tenemos la Via Campesina, tenemos el Foro Social Mundial, que Ignacio Ramonet llama “la Primera Asamblea de la Humanidad”. Tenemos que ir sumando, para que – a partir de esa germinación rizomática – esas semillas de esperanza sean precisamente la lanzadera para ese futuro que – y aquí está el optimismo que rescato - quiere ser siempre mejor.
 
 
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[1]Puertorriqueño residente en Uruguay. Julio Monsalvo, médico sanitarista argentino, lo presentó de la siguiente manera: “Con una formación transdiciplinaria, es conocido por su lucha por la defensa de la biodiversidad, por la defensa de la vida, por la defensa de la salud integral.”
 

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