Crónicas de Vivencias » Homenaje a Asunción Zhumi: Dirigente campesino del EcuadorÚltima actualización: 28/04/2009
HOMENAJE A ASUNCION ZHUMI: DIRIGENTE CAMPESINO DEL ECUADOR.
Trabajó como voluntario con la Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Medicas de la Universidad de Cuenca. Fue participante activo del Foro Dos Gigantes de la Historia: Che-Espejo.
ASUNCIÓN DE LOS ANDES, TU ALMA NUNCA MUERE
Patricio Matute García
El conocía la realidad de los suyos, y la de nosotros
La primera vez que vi despotricar contra las oligarquías a Asunción fue cuando tenia 17 años. En una sala atestada de “intelectuales”, este campesino que sin muletillas, citas, o poses de artista, explicaba la cruda realidad de los suyos cuando se morían de sed, de hambre, migraban, no tenían empleo y luchaban día a día por una sociedad más justa; daba lecciones de conciencia social que dejaba “boquiabiertos” a los más connotados estudiosos de la realidad política, económica y social del Ecuador.
Después; cada Primero de Mayo (Día del Trabajador) bajaba al mercado de Cuenca con 1.000 y hasta 8.000 “compañeritos” como él los llamaba cariñosamente. Es que pelear contra la represión policial era cosa de machos y ese pequeño hombre llamado Asunción no desmayaba ante el mínimo insulto o la inundación de gases lacrimógenos, más bien arengaba, alentaba y decía: ¡Carajo hay que luchar y morir peleando, al fin al cabo la vida es una sola!.
Luego compartimos innumerables Huelgas Nacionales, Paros, Huelgas de Hambre. Siempre solidario y atento, con el pueblo a flor de piel y su pensamiento en un “progreso” que gestionaba en las diferentes instituciones. Su palabra, su don de gentes no desentonaba en lo más mínimo con su perseverancia y su lucha, con su rebeldía y su discurso lleno de ternura y amor hacia lo que él amaba: su pueblo campesino, a su shungo, a su música, sus danzas, su comida, sus fiestas, sus tradiciones, sus costumbres.
Cuidado con el Uzhco Negro
El Asunción también defendió con uñas y dientes su querido cerro: “El Pishi”. Una Transnacional de cerámica afincada en la ciudad de Cuenca, quiso acabar con este cerro que abastece de agua a 8 comunidades. Asunción al frente de un centenar de comuneros logró capturar maquinaria y obligó a que se firme un documento en el que consta que dicha fábrica no explotará el Pishi, porque esta acabando con la vida de todas las comunidades de San Juan. A lacomunidad vinieron ocho patrulleros y dos colectivos de efectivos policiales. El pueblo y el “Azhuco” no se corrieron y defendieron esta comunidad que tiene más 400 años de fundación. Así era de valiente mi camarada, Comandante de los Campesinos del Azuay.
Asunción Zhumi ha sido presidente de las Juntas Parroquiales del Azuay y eso le ha permito viajar y relacionarse con muchas organizaciones. Últimamente brindo una magistral conferencia en el marco del Primer Foro Social de las Américas:
“El uzhco negro (oligarquías) vienen disfrazados de diferentes maneras. Ahora quieren que les concedamos los cerros, para después robarnos las fuentes y apoderarse del agua de los pueblos de América. El uzhco negro viene disfrazados de gobernantes, de ONGs, de caridad, de beneficencia, estudios y otras vainas. Pueblos de América cuidado con el “uzhco negro”.
La muerte no va conmigo
Es el jueves 14 de octubre de 2004. Un vació llena el estómago, la garganta se seca y las lágrimas recorren las mejillas, el “compa” Cléber nos acaba de dar una mala noticia: el Asunción esta muerto. Corremos a San Juan de Gualaceo, nos encontramos con el Lucho-comunicador popular- que trabajaba en la comunidad. Nos cuenta como fue, no podíamos creerlo.
Parece un accidente normal, sin embargo hay algo sospechoso pues no hay huellas de frenos y por donde el carro rodó no ha sacado mucha maleza; bueno los peritos tendrán que investigar, pero todos deberemos estar atentos pues no se descarta que Asunción a un día de las elecciones para Presidente de Junta Parroquial haya sufrido un “percance muy raro”.
Bajamos a su casa en Gullandel y desde allí lo cargamos en hombros hasta la capilla ardiente en el centro de la comuna. Asunción luce tranquilo. Un alumno mío de música con tristeza dice. “El Azhuco, cerradito los ojos parece, hay que continuar defendiendo nuestra música profe, es el mejor homenaje que podemos darle”. Me quedo sin palabras y lo único que puedo decirle es: "Milton, sigues practicando la zampoña"; después no se; solo quiero despertar de este mal sueño.
En el cuarto donde se vela están sus amigos y familia, los maestros de la escuela y los del colegio. Me impresiona un cartel que reza: “El séptimo año de básica, al único líder popular. Camarada Asunción”. No puedo llorar, quisiera gritar, la injusticia se apodera de la gente humilde, tal vez su partida es una señal que anuncia tiempos nuevos, tiempos de unificación o tiempos de rebeldía.
Su féretro esta lleno de dos banderas a las que amó más que a su vida: La del Movimiento Popular Democrático y la del Partido Comunista Marxista-Leninista del Ecuador. Muchísimos militantes han venido de varias ciudades porque conocían del compromiso político del Comandante Asunción, como ya lo habían bautizado.
Comienza su último día en la tierra
Al siguiente día el féretro va hacia la iglesia y el sacerdote más que rezar, eleva plegarias para que la injusticia cese en los lugares más recónditos de los Andes. Muchas peticiones, varias oraciones. El alma del Azhuquito debe de estar tranquila. En la capilla, al centro se han mezclado retratos del Che, con los del Comandante Zhumi; la tristeza es terrible; pero la ebullición y la urgencia por cumplir con tareas nos llama a la reflexión: Hay hombres que luchan siempre, esos son indispensables toda la vida; ¿porque tiene que necesariamente marcharse?
Ya en el cementerio bajo la canción de Carlos Puebla, Hasta Siempre Comandante, muchos dirigentes, amigos y gente de su querido San Juan le dan el último adiós. Las arengas no cesan: Asunción Zhumi, Presente; Asunción Zhumi, Presente. Hasta Cuando; Hasta la Victoria y para Siempre.
Ya pusieron el féretro en la bóveda, muchas lágrimas, el cúmulo de flores, las murmuraciones, las banderas, los niños, las mujeres. Una alegría invisible recorre el recinto, es la última carcajada del Asunción, estremece hasta los huesos, los pajáros cantan nuevamente, por un instante lo sentí a mi lado bromeándole a la vida y esperando el momento justo para reclamar por la injusticia social que es pan de cada día en los pueblos de los Andes ecuatorianos.
La última gota de cemento cierra su vida en la tierra, pero en los corazones vivirá hasta la eternidad.
Asunción de los Andes
Mudos testigos de la jornada son el polvo, el sol y el viento de los andes que vienen a robar la última lágrima que rueda por el filo triste de mi alma que no sale del asombro de perder más que al amigo, al líder, al único Comandante de los Campesinos y los Niños de su Pueblo.
Mientras bajo, desde San Juan del Cid, en el balde de una camioneta, al fondo el cerro del Pishi me ve, se acerca y me dice: La Lucha continua; Asunción de los Andes, no ha muerto.
¡Viva Asunción Shumi!
¡Vamos comuneros que en San Juan hay que zapatear,
Ni policía, no gamonal, nos vana asustar!
Desde hoy Asunción quedará impregnado en cada montaña de los andes cuando un pincel invisible pinte el surco de la rebeldía con la “A” de andes, con la “A” de Asunción.
¡Hasta Siempre Comandante de los campesinos y de los Niños!
San Juan, Gualaceo, 16 de octubre de 2004. |
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