Crónicas de Vivencias » Vivencias de un viaje participando de la Marcha por la Paz y la No Violencia, Luisa “Piru” Ricci

Última actualización: 07/03/2010

 

VIVENCIAS DE UN VIAJE PARTICIPANDO DE LA MARCHA POR LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA
 
Luisa “Piru” Ricci
tidericci@yahoo.com.ar
 
Viajamos rumbo a Mendoza el 26 de diciembre con la intención de aprovechar la espera de la llegada de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, para luego ir a Chile.
 
El viaje, hermoso, a cada metro del camino, un paisaje nuevo. Antes de llegar a las montañas, a ambos lados, kilómetros de viñas y vegetación increíble. No aburre porque cada viñedo tiene su forma, unos formado “plataformas” con las copas de las viñas y otros como largos paredones. En algunas zonas protegidos por “techos” de “media sombra” y cubiertos los troncos desde el suelo hasta 40 centímetros.
 
Visitamos una bodega donde todo parecía recién hecho por lo bien cuidado. Afuera un parque hermosísimo y adentro suma limpieza y pulcritud.
 
Continuando, ya en zona montañosa, lugares realmente hermosos, montañas inmensas que se van ofreciendo a la vista en un permanente cambio de colores: rojizo, color arena, marrón oscuro, negro y, cuando menos lo espera, un enorme manchón amarillo recostado sobre la ladera. Supongo que es azufre. Y de vez en cuando grandes matas verdes que caprichosamente salen entre las piedras.
 
Un poco más adelante ya vemos la nieve coronando el Aconcagua y algunas otras montañas por donde corren cantidades de arroyuelos, producto de deshielo, que con el reflejo solar parece que fuera cayendo nieve y, por ahí como arrinconada, un montón de nieve que el sol aun no diluyó.
 
En Punta de Vacas no había movimiento. La marcha llegaba recién el 2 de enero. Nos alojamos en Los Penitentes. Ese día llegó muchísima gente. No eran los de la Marcha, sino alpinistas que van a escalar el Aconcagua. Muchos jóvenes y algunos no tan jóvenes.
 
Decidimos ir a Chile. Por el camino seguimos gozando de hermosas vistas, cruzando varios túneles. Lamentablemente nos encontramos con galpones y estructura del ferrocarril abandonado. Varios kilómetros de “dejadez” argentina.
 
En la Aduana chilena demoramos más o menos tres horas, mientras revisan a los que vamos llegando. Los perros buscadores de drogas encontraron en nuestro auto una cereza y ¡no se la comió!, y pasamos sin problemas.
 
Continúan las montañas, llenas de lindos rincones. Estamos cruzando la Cordillera. Asombra ver cuánto trabajo humano hay en esa inmensidad y cómo se sigue trabajando permanentemente. Seguimos cruzando algún túnel para más adelante ver “cobertizos” apoyados en las montañas para evitar los derrumbes.
 
¿No se podría hacer algo así en el camino por La Calera, en Córdoba, en la zona donde yo vivo, que de vez en cuando se produce algún derrumbe?
 
Valparaíso es realmente como lo dice su nombre. En esas enormes montañas, aprovechadas en plataformas que van formando como una escalera. En cada “escalón” una hilera de casas de distinto color a la anterior hace parecer un lugar de cuentos.
 
Vimos un enorme reloj hecho con flores de distintos colores, un reloj que funciona, y al frente un “plato” de unos 40 metros, decorado con flores.
 
Una avenida con dos macetas de flores en cada poste de luz…el Mar con toda su majestuosidad.
 
El 31 a la noche se despidió el año con una cena en el Parque adonde ya había llegado mucha gente de la Marcha, y a las 24 horas nos reunimos en el centro.
 
Silo (*)  dirigió un mensaje de paz y un saludo de año nuevo. Seguidamente saludaron en su propio idioma, los representantes de cada país que había llegado. Creo que eran unos 30 países. Al terminar, levantando el puño al compás, elevamos el grito repetido:
 
“Paz, Fuerza y Alegría”
 
Hermoso y emocionante pues había unas 500 personas llamando a la Paz…
 
El día 2 de enero, desde muy temprano, llegaron muchísimo grupos que sembraron la montaña de presencia humana. Se recibieron mensajes de Paz, Fuerza y Alegría.
 
Hubo distintas conferencias y a la tarde nos fuimos retirando con la alegría de haber estado y la seguridad que nos da el amor a la Humanidad. Sin Paz, Fuerza y Alegría, este mundo seguirá decayendo día a día…
 
 
Febrero 2010
Bialet Massé, Córdoba, Argentina
 

(*)  Mario Luis Rodríguez, mendocino, conocido como Silo, es fundador del Movimiento Humanista e inspirador de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia (N. de la R.)

 
 
La autora, a quien todos conocemos con mucho cariño como “Piru”, es una bella joven que está disfrutando sus 87 vitales primaveras, realizó este viaje en compañía de su hijo Alejandro y su esposa Patricia. 

 

 

 

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