ALEGREMICOS COMPARTIRES

18 de Septiembre de 2022

Nro. 391

VIVENCIANDO LA ESPERANZA EN EL MUSEO DEL HAMBRE

Hace poco tiempo viví un encuentro muy agradable en un espacio de Buenos Aires, en Capital Federal o CABA, que no conocía. Fue en “El Museo del Hambre”. Fui invitada por Elena Miguel que pertenece al movimiento Laicrimpo.

Les comparto una publicación del 1 de agosto 2022, para que conozcan qué es y por qué se llama así ese espacio.

“El Museo del Hambre cumple sus primeros cinco años de vida.

El Museo es un espacio de encuentro por la soberanía alimentaria cuya apuesta política y simbólica es “convertir al hambre en un objeto de museo”: que nunca más lo encontremos ahí afuera, como aún hoy lo estamos encontrando.

De ahí el nombre: Museo del Hambre: el Hambre, sólo en un museo.

En el Museo se comparten muestras artísticas, cine-debates, obras de teatro, presentaciones de libros, talleres y charlas, vinculadas siempre a la soberanía alimentaria. También funciona una Biblioteca Popular de Soberanía Alimentaria, un Albergue Transitorio de Semillas y un nodo de distribución de alimentos sanos, seguros y soberanos.

Todo eso es una excusa para el encuentro, para imaginar y senti-pensar colectivamente cómo podemos construir otros modos de ser, estar, vivir (y obtener y producir alimentos para todxs) en nuestros territorios, es decir, una invitación a congregarnos para construir el paradigma de la Soberanía Alimentaria”.

Ese día, el encuentro de adultos/as era para jugar, y me atrajo fuertemente.

Comenzó con una meditación guiada por Héctor Rossi, también compañero del Laicrimpo, quien con Elena, contaron en qué consiste el mismo e invitaron a participar.

Otra cosa muy buena para contarles, es que, al momento de dinámicas de juegos, lo coordinaron dos personas de otro Movimiento que se llama “MNT NuevaMente” (Recursos lúdicos) así los encuentran en facebook.  Se llaman Silvia y Polo.

Se definen como un equipo de animadores socioculturales autoconvocados, con la finalidad de promover la Animación Sociocultural como proceso educativo.

Ese taller se llamaba algo así como Bicicleteando, y nos propusieron distintos juegos, que nos llevaron luego a reflexionar acerca de las similitudes con momentos de nuestras vidas. Generaron un clima agradable, de cooperación, e integración, aunque varias personas íbamos por primera vez.

Otra cosa hermosa que viví allí, fue encontrar en la biblioteca del Museo, unas de las primeras publicaciones que nuestro incansable amigo Julio Monsalvo me enviara, cuando empezaba a mostrarme otros caminos de Salud: “El monte nos da comida”. Les comparto las fotos q emocionada saqué allí.

Como ven, en todos lados hay personas haciendo cosas para que vivamos mejor y dan su tiempo y formación gratuitamente, para ser una semilla más que dé frutos, y multipliquemos la alegremia y la esperanza, en este mundo que silenciosamente o invisiblemente a veces, ya está siendo mucho más vivible y saludable.

Norma Pedroza

San Luis, Argentina

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