ARMAS
Aldo M.Etchegoyen
Obispó Emérito de la Iglesia Evangélica Argentina
“El arma de más poder que tienen ustedes, no es el revólver en la cintura sino la PALABRA”. Repetía constantemente a sus alumnos un instructor de la Academia de Policía de Holanda
Que diferentes serian las cosas si todas las policías tuvieran este fundamento para su accionar, desaparecería el gatillo fácil que tantas víctimas ocasiona, dejaría de ser el Club del Rifle en EE.UU que fomenta el armamentismo en las familias de ese país. Pienso que no sólo para policías viene bien la frase, también hay grandes potencias de gatillo fácil, que imponen su voluntad fundada en el poder de su armamento sin respetar la ley y el derecho. ¿Acaso no es ése, el problema que tiene nuestro país en relación con la presencia del imperio Británico en nuestras Islas Malvinas? Además el imperio no quiere ni hablar de soberanía allí, aunque las Naciones Unidas lo hayan pedido tantas veces. ¿Le tiene miedo a la PALABRA?
El instructor de la Academia afirmaba que las verdaderas soluciones no vienen por el camino de la violenta confrontación sino por el diálogo y la búsqueda de nuevos caminos de negociación. No es ninguna novedad afirmar que la PALABRA tiene poder, es más que un sonido acústico. Puede educar, orientar, aconsejar, consolar, construir puentes de relación humana crear fe y esperanza como tantas otras cosas más.
Hay dos palabras pequeñitas pero cargadas de enorme significado, SÍ y NO. Un SI puede cambiar una vida, puede unir una pareja, es una afirmación que puede poner alas a los jóvenes mientras un NO significa rechazo, negación, cierre de puertas.
También la palabra puede tener poder negativo, con un insulto puedo destruir una persona, desvalorizarla, desmerecerla y discriminarla. Cuánto miedo puede generar una amenaza anónima que crea ansiedad y profunda angustia.
Hay palabras al servicio de la paz y otras de la guerra, palabras violentas y suaves, las que levantan y las que aplastan, las que empujan y las que pesan, pienso que la vida no pasa por las que destruyen sino por las que construyen, por las que hieren la persona pasa no la vida sino la muerte. No es lo mismo decir “te quiero” que “te aborrezco”
Los Libros sagrados como la Biblia, el Coran o los texto hebreos como el Talmud están llenos de palabras y en ellas enormes verdades que ponen fundamentos sólidos a la vida humana. Sin duda alguna, la construcción de una nueva sociedad no viene por las armas sino por la riqueza de la literatura, la poesía, la predicación, las canciones que proclaman la verdad, la justicia, la paz, la dignidad humana, hasta esa pequeña gran palabra de amor que toda persona puede pronunciar tiene poder de hacer todas las cosas nuevas.
Dice la socióloga y antropóloga francesa Michele Petit
“Somos animales poéticos desde la más temprana edad, necesitamos del arte y la literatura para habitar el mundo. Necesitamos el arte porque no somos solamente variables económicas….Desde la primera infancia hasta la vejez, nuestras vidas están tejidas por relatos que ligan entre sí elementos discontinuos. No dejamos nunca de contarlos, a los que nos rodean, o en el secreto de nuestra vida interior”
No hemos sido creados para nuestra propia destrucción sino para la paz, el amor, la igualdad, la justicia, la comunidad, la belleza, en resumen la vida !!
Buenos Aires, mayo 2015