Carta 124: 11/04/1
UNA PREGUNTA SALUDABLE
En la Carta anterior, “Venimos a Ayudar”, comentábamos de la sensibilidad de las personas que se acercaban a conocer las condiciones de vida de comunidades y grupos de familia en escenarios distintos al de las grandes ciudades.
Decíamos que con las mejores intenciones, la actitud que más frecuentemente se manifestaba, era la de ayudar, enseñar, organizar o ”enviar cosas”.
Una asidua lectora de las Cartas, me hizo recordar un episodio acaecido hace unos años que fue impactante y aleccionador.
Una institución que trabajaba denodadamente con el propósito de promover la educación y la organización de campesinos, recibía financiación de una agencia europea
De tanto en tanto viajaban funcionarios de la misma para evaluar el trabajo. En cierta ocasión, uno de ellos se hizo presente en uno de los lugares donde intervenía la institución y pidió una reunión con las familias campesinas.
Por medio de un traductor preguntó por un buen rato acerca de las necesidades de las mismas, pensando en dar respuesta elaborando un proyecto que se concretaría otorgando una determinada suma de dinero.
Antes de dar por finalizada la reunión y despedirse, preguntó si alguien más quisiera decir algo.
Uno de los campesinos pidió la palabra y se dirigió al traductor:
- Por favor, pregúntele al señor cuáles son sus necesidades y en qué nosotros podemos ayudarle.
El funcionario europeo quedó tan impactado que no supo qué decir. Jamás había pensado que podía recibir algo de un país al cual llamaba “periférico” y menos aun de familias campesinas, siendo él tan citadino.
Coincido con la lectora, fue un episodio aleccionador. Una sola pregunta dio una saludable lección de vida.
Continuamente la Vida nos regala lecciones de humildad que nos señalan el fascinante camino del desaprendizaje de lo que consideramos valores, tomar consciencia que son antivalores y aprehender otros valores.
hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio