Carta 132: 12/06/14
ME ROBARON EL FÚTBOL
Me entero casi a último momento que este jueves comienza en Brasil el Mundial de Fútbol. El primer impulso fue no escribir esta semana. ¿Quién va a leer una “Carta que sale del cuerpo”, justo el día de la inauguración de este Torneo?
Luego sentipensé que debía compartir las razones de esta ignorancia.
Estoy transitando un postoperatorio. Limitado en la comunicación, priorizo noticias tales como estudios científicos que demuestran que si se dejara de deforestar ya, se reducirían al quinta parte las emisiones de Dióxido de Carbono, que tanto contribuyen al calentamiento global.
Además, dejó de interesarme el fútbol, cuando en algún momento de mi vida, que no sé precisar cuándo, descubro que me habían robado el futbol. Sí, me robaron el fútbol.
Mi infancia transcurrió en el Barrio Alto Alberdi, en ese entonces “periférico” de la Ciudad de Córdoba.
Los niños varones, seguíamos el Campeonato de 1ra. División que se jugaba en Buenos Aires.
A principio de año, los papás nos compraban un álbum de figuritas con la formación de cada Equipo: arquero, dos defensores, tres en la línea meda y cinco delanteros.
El conocimiento de los jugadores era casi personalizado, ya que venían figuritas redondas con sus rostros. Pasaba un año, y otro, y otro… y eran los mismos en cada club.
Mi club era Boca. Hasta hoy recuerdo su formación: Vaca, Marante y Dezorsi; Sosa, Lazzatti y Pescia; Boyé, Corcuera, Sarlanga, Vázquez y Pin. Creo que todos vivían en La Boca. Viene a mi memoria un reportaje que le hicieron al goleador “el atómico Boyé”, en el mismo local de su pizzería.
En algún momento desaparecieron los álbumes y las figuritas. Empiezo a escuchar del “fútbol espectáculo”.
Los jugadores son vendidos de un club a otro, en el país y en el extranjero.
Llegan noticias de cifras inimaginables que se pagan por esas ventas y de los dineros que reciben los jugadores.
Escucho de sobornos, corrupciones. Campeonatos mundiales, consumismo, consumismo y más consumismo.
Quedo atónico al leer a Osvaldo Bayer el sábado pasado, narrando la historia de Elisabeth Käsemann, y cómo tuvo que ver el Mundial del 78 jugado en Argentina.
Elisabeth era ciudadana alemana, estudiante de sicología y ayudaba a familias de Villas Miserias de Buenos Aires.
La dictadura militar la detiene en 1977, un año antes del Mundial y posteriormente la asesina.
Diversas organizaciones y personalidades llevan a cabo múltiples gestiones ante el gobierno alemán. El gobierno alemán no hizo nada.
¿Por qué no hizo nada? Hoy se sabe. Eran más importantes los negocios, entre ellos la venta de armas.
Un ex ministro de gobierno alemán, acaba de reconocer, 37 años después, que hubieran sido suficientes dos llamadas para salvar la vida de Elisabeth.
El arquero alemán Sepp Maier declara que se hizo un arreglo que “fue una gigantesca porquería”, dado que Argentina había apoyado con su voto que la sede del Mundial fuese Alemania.
Quedo horrorizado. ¿A dónde va la Humanidad con esta carencia de valores?
Esta dolorosa realidad nos debe animar en perseverar en la salud de las relaciones en nuestro ecosistema local. Lo que hacemos localmente lo hacemos por el Planeta todo.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio