Carta 167: 16/04/15
A EDUARDO GALEANO
Modesto Homenaje
Querido y admirado Eduardo:
Hace pocas semanas te citaba en una de mis “Cartas que salen del Cuerpo”, llamándote “Un Grande”. Es que siempre te sentí como un Gran Sentipensador a quien tantos, tanto te debemos.
A media mañana de este lunes quedo conmocionado con la noticia de tu partida.
Revivencio vivencias… Una de ellas en el Foro Social Mundial de 2003 en Porto Alegre, la única vez que te vi en persona. Era en el Estadio Gigantinho. Enfatizabas tomar conciencia del Tik…Tik…Tik… Nosotros… Nosotros… Nosotros…
Al finalizar, Cecilia Alonso, una compañera de la delegación de Formosa, te esperó al pie de la escalera para entregarte una tarjeta. Tú se la recibiste con una sonrisa. Cecilia quedó radiante de felicidad. Pequeño gran gesto tuyo, propio de los “Grandes”.
“Las estrellas estarán de fiesta…” es uno de los primeros mensajes que recibo esa mañana del lunes en que partiste, Es de Nidia Fernández, una amiga de Córdoba.
Esta expresión poética me hace recordar, es decir, me hace volver a pasar por el corazón, una de las más bellas lecciones que recibí de Vos.
Esta expresión me hace recordar algo sumamente importante en mi vida. Una de las tantas cosas que aprendí leyéndote, fue que “re-cordar” es “volver a pasar por el corazón”.
Vuelvo pues, a pasar por el corazón, una de las más bellas lecciones que recibí de Vos. Ocurrió leyendo tu Libro “Historias del Fuego”:
La Mujer y el Hombre soñaban que Dios los estaba soñando.
Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios mikiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer.
Si Dios sueña con la Vida, nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante.
Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer.
Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los creaba y cantando decía:
Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán y nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer porque la muerte es mentira.
Desde entonces borré de mi léxico, la palabra “muerte”.
¡Gracias Eduardo querido!
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio