Carta 173: 04/06 /15
ESTILOS DE VIDA –I-
“El estilo de vida estadounidense no es negociable”, expresó William Reilly, jefe de la delegación norteamericana en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro, en 1992.
Un “estilo de vida” que se presenta como propio de un país “desarrollado” y al cual multitudes desean acceder.
Sueñan con llegar allí individualmente o que su país también sea “desarrollado”.
Muchos, arrojados a la indigencia por la cruel explotación e indiferencia de los que tienen, arriesgan su vida para poder llegar a alguno de esos países para sobrevivir. Lo hacen tratando de cruzar el fatídico muro que levanta EEUU en su frontera con México o navegando por el Caribe o por el Mediterráneo en precarias embarcaciones.
Y otros, sin ser indigentes, entendiendo que “progresar” es tener más, buscan una y mil manera de establecerse en ese “mundo desarrollado”.
Pertenezco a una generación a la cual se le ha dicho que existen tres clases de países: desarrollados, en vía de desarrollo y subdesarrollados.
¿Quién estableció estas categorías? ¿Con qué parámetros se los mide?
Y digo bien que se los “mide”, pues se trata de medir todo con la visión del sistema capitalista utilizando una sola variable: la variable monetaria.
Sucesivas generaciones transcurren sus vidas con la imagen del “modelo ideal”: ser como ese “primer mundo” mal llamado “desarrollado”.
¿Por qué “mal llamado desarrollado? ¿Cuál es ese estilo de vida?
Un estilo de vida caracterizado por haber naturalizado el hiperconsumismo por un sistema social, económico y político que genera necesidades artificiales que impone satisfacerlas compulsivamente de cualquier manera, a costa de la dependencia de la mayoría y de la explotación a toda forma de vida.
Un sistema que provoca escandalosas inequidades sociales y que depreda el Planeta de tal manera que llega a poner en riesgo la supervivencia de la humanidad.
No se tiene conciencia de la responsabilidad que le cabe al hiperconsumismo por el daño a la salud del Planeta
Vaya un ejemplo. El Protocolo de Kioto es un documento de las Naciones Unidas que compromete a los países a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Adoptado en 1997, entró en vigor en 2005.
Estados Unidos no ha ratificado el protocolo. Con poco más del 4% de la población del mundo, Estados Unidos emite el 25% de Dióxido de Carbono, uno de los gases que provocan el efecto invernadero, causante del calentamiento global.
Esa vorágine de hiperconsumo e hiperderroche, esclaviza, automatiza, robotiza impulsando el tener. Una poderosa trampa que, anula la libertad de preguntarse a qué hemos venido al mundo Bloquea el disfrutar con felicidad la vida.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio