Carta 187: 17/09/15
CIENCIA, TÉCNICA Y CULTURA
“¿Cómo es posible que haya una ciencia y una técnica al servicio de la muerte?”, decíamos en la Carta en la que compartíamos algunos sentipensares a los 70 años de haberse arrojado bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Sentimos que es necesario reiterar una reflexión acerca de la ciencia y la técnica y su relación con la cultura.
En más de una ocasión manifestamos la esperanza que nos proporcionan las constataciones científicas que desde hace más de un siglo cuestionan el Paradigma Científico de la Modernidad.
Paradigma que tiene como características el mecanicismo, el dualismo y lo analítico, entre otras, y concibe el Universo como la sumatoria de objetos aislados.
Las mencionadas constataciones de la física cuántica, del pensamiento sistémico, de la física de los procesos de no equilibrio y de otras fuentes, confluyen en la construcción de un “Nuevo Paradigma Científico”,
¿Por qué nos dan esperanzas?
Nos dan esperanzas porque de este Nuevo Paradigma surgen conceptos que permiten comprender al Universo como un todo indivisible, una red de relaciones que incluye al observador humano, en vez de funcionar como una máquina.
Conceptos que coinciden con las sabidurías ancestrales que tienen una cosmovisión de integralidad.
Las culturas ancestrales tienen el sentido de pertenencia como una característica relevante. Pertenencia a la Madre Tierra, a la Pachamama, al Universo, a la Vida.
Todo lo contrario a la concepción de la Cultura Occidental, cultura dominante, caracterizada por el antropocentrismo (diríamos “androcentrismo”, con más propiedad).
Siempre es necesario recordar que tras el Paradigma Científico de la Modernidad se halla la Cultura de la Modernidad, la Cultura Occidental antropocéntrica.
Este creerse el Ser Humano el centro de todo, creerse dueño de todo su entorno, es lo que ha llevado a concebir e imponer el capitalismo.
El capitalismo, sistema social, económico y político, con su moral utilitarista, ha instalado espantosas inequidades y está consumando una insensata depredación de nuestra Casa, nuestro Planeta, a tal punto, que está poniendo en riesgo la supervivencia de la propia especie humana.
Es necesario estar advertidos que aunque cambie el paradigma científico y aceptemos racionalmente que el Universo es una red de relaciones, la ciencia y la técnica seguirán siendo funcionales a los valores (anti-valores) del antropocentrismo.
Esta cultura antropocéntrica es la que ha hecho uso de los conocimientos de esta “nueva ciencia”, fabricando y arrojando las bombas atómicas.
Lo esencial es el cambio de cultura. Dejar el sentirse antropocéntrico para sentir que somos Naturaleza, sentir que pertenecemos a la Vida, abrazar el Biocentrismo.
Enfatizamos “sentir”, ya que en tanto no se sienta el pertenecer, seguiremos con la suicida insensatez de naturalizar la depredación, las guerras…
Pertenecer o No-Pertenecer… esta es la cuestión…
¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio