Carta 214: 14/04/16
EMPLEADO PUBLICO
En este momento histórico en Argentina, se hace muy ruidoso denostar al “empleado público”. Suman decenas de miles las personas cesanteadas en diversos ámbitos estatales.
Es evidente el apoyo mediático a la construcción de una imagen negativa del empleado público. Un encumbrado funcionario los trató agresivamente como “grasas”.
Sería ingenuo no advertir despidos de personas con alta calificación profesional y técnica, las áreas que se desmantelan y la notoria persecución ideológica.
Releyendo las “Memorias” de mi padre, vuelvo a percibir su compromiso y entrega como empleado público.
Desde pequeño guardo la imagen de mi padre, empleado de “Correos y Telecomunicaciones”, afanado en cumplir su tarea al máximo en diferentes funciones, trabajando incluso feriados y fines de semana, riguroso con los bienes del Estado, no admitiendo llevar a su casa ni una hoja de papel.
Recuerdo las visitas a su oficina que hacía con mi madre y las animadas charlas con sus compañeras y compañeros de trabajo trasuntando amor por “su Correo”.
Llevo más de 40 años trabajando como “empleado público” en diversas reparticiones y como tal puedo dar fe de la profunda vocación de servicio de compañeras y compañeros.
Mujeres agentes sanitarios desplazándose decenas de kilómetros en bicicleta visitando hogares diseminados en los cerros de la puna, enfermeras visitando a personas enfermas en sus domicilios, docentes trabajando sin horario, administrativos esmerándose en la prolijidad de sus tareas, personal de mantenimiento y limpieza afanado en realizar su trabajo a la perfección… interminable serían los testimonios que puedo dar.
Y no se trata de nostalgias “del pasado”, pues en la actualidad estoy en actividad y felizmente continúo vivenciando estas actitudes de servicio, entusiasmo, cariño por el trabajo, rigurosidad, esfuerzo personal.
Nada de idealizar. También se registra la irresponsabilidad y la deshonestidad, como en todos los ámbitos de la sociedad. Lamentablemente es lo que “hace ruido” y se hace noticia.
Años de empleado público en diversas funciones y provincias, puedo atestiguar con la frente bien alta y mirando a los ojos, que son legión los empleados públicos que tienen genuina vocación de servicio.
Esta legión de personas responsables y honestas, amando su trabajo, es una de las tantas evidencias que en la Humanidad existen valores que se trasuntan en acción aportando a un mundo mejor.
Evidencias que nos energizan para esperanzar, contagiar esperanzas que nos llevan a la acción construyendo el Mundo Saludable que la inmensa mayoría de la Humanidad anhela.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!
Julio