Carta 230: 04/08/16
SEGUIR LOS PASOS
Sucedió hace muchos años. Fui testigo.
Concluía un evento científico en una prestigiosa institución con un espectáculo musical interpretado por artistas de un Pueblo Originario.
El coordinador del mismo era un jovencito de unos 16 o 17 años, hijo de un amigo.
Al finalizar, una de las personas asistentes, concertista de profesión, que conocía al jovencito desde muy pequeño, estaba muy emocionada.
Se acerca y se produce este diálogo:
- ¡Querido!! ¡Qué alegría encontrarte aquí!! ¡Te felicito…Te felicito!!
- Señora, responde muy serio el muchacho, ¿puedo saber por qué me felicita?
- ¡Cómo no te voy a felicitar…! ¡Sigues los pasos de tu padre!!
- Discúlpeme Señora… Yo sigo mis propios pasos no más.
Mi amigo, a quien conozco cómo sentipiensa, miraba embelesado a su hijo.
Su sueño era y es que sus hijas y sus hijos sean seguros, independientes, alegrémicos y amistosóficos.
Viene al recuerdo este episodio en ocasión de una reciente conversación acerca de “seguir los pasos de alguien”.
No se trata de copiar ni de repetir, sino seguir los pasos que dicta el corazón.
Las vidas que pasan por este ciclo planetario dejando huellas con sus haceres, coherentes con sus ideales, inspiran, generan esperanzas y energizan con alegremia a la acción cotidiana, defendiendo y cuidando la vida en diversidad.
¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio