Carta 239: 13/10/16
EDUCAR EN LA CULTURA DE LA VIDA -I-
No vacilamos en llamar “cultura de muerte” a la Cultura Patriarcal Antropocéntrica, de la cual ha surgido el capitalismo, sistema económico, político y social, generador de injusticias.
Inequidades, violencias, depredación del Planeta, son algunas de sus manifestaciones.
Actividades humanas que se realizan desde este paradigma cultural, provocan el calentamiento global y desaparición de especies vivas.
De continuar con el Antropocentrismo, la sobrevivencia de la Humanidad se halla en riesgo.
Existen evidencias de búsquedas de un Mundo Saludable: familias que se establecen en pequeñas comunidades desarrollando otros modos de vida, movimientos que defienden Derechos Humanos y Derechos de la Madre Tierra, ferias de intercambio de semillas, prácticas agroecológicas, encuentros de alimentación saludable y mucho más.
Todo esto infunde la firme Esperanza que la Humanidad abandonará la cultura de muerte y abrazará la Cultura de la Vida.
Estamos convencidos que la Cultura de la Vida es la natural.
Kropotkin, en base a observaciones de la vida de los animales, revela que “la ayuda mutua es la regla general”:
La ayuda mutua se encuentra hasta entre los animales más inferiores y probablemente conoceremos alguna vez, por las personas que estudian la vida microscópica de las aguas estancadas, casos de ayuda mutua inconsciente hasta entre los microorganismos más pequeños. (“El Apoyo Mutuo”, 1902)
Francisco “Tingo” Vera, sabio campesino de Misiones, Argentina, invita a leer “el Libro del Bosque” que enseña la cooperación entre distintas formas de vida:
Leamos el Libro del Bosque, el libro de la Naturaleza que nos da tantas lecciones para la comunidad de los seres humanos… en el bosque no hay egoísmo, siempre están trabajando uno para el otro. Hay comunidad de vida en el suelo… Hay una ayuda mutua entre las raíces de los árboles y los microorganismos, y entre los vegetales y los animales…
Maturana afirma, en base a investigaciones, que los pueblos primitivos de Europa tenían una manera de vivir centrado en una cooperación no jerárquica que llama Cultura Matrística,
… precisamente porque la figura femenina representala la conciencia no jerárquica del mundo natural al que pertenecemos los seres humanos, en una relación de participación y confianza, no de control ni autoridad… (Amor y Juego, 1993)
La Vida nos ha regalado vivenciar signos de esta cultura en comunidades campesinas y de Pueblos Originarios.
En algún momento fuimos atrapados por el Antropocentrismo, haciéndonos creer que somos el centro del Universo y dejar de sentir la pertenencia a la Naturaleza.
Por eso hablamos de “recuperar” la Cultura de la Vida.
A propósito de ello, decíamos en la Carta anterior:
…recuperándose (la Cultura de la Vida) en cada Ser, en cada familia, en cada círculo de amigas y de amigos, genera núcleos que irradian las energías para el desaprender la cultura adquirida de la competitividad, de la violencia, de la depredación, de la muerte. Y de esta manera, sin discursos ni teorías, encontrándoNOS en el mismo sentir, contagiar Alegremia, Amistosofía y Paz
Esto sería la esencia de la “Educación”.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio