Carta 241: 27/10/16

        EDUCAR EN LA CULTURA DE LA VIDA -III-

Dos amigos se encuentran:

-      Hola!! Tanto tiempo!!

-      ¡Qué alegría verte!

-      ¿Cómo estás…?

-      Y… siempre en la lucha…

-      Ah! … en la lucha… ¿y contra quién?

-      …………………………………..

Ante  la pregunta “¿contra quién?”, se produjo un desconcierto que se superó con una carcajada de ambos.

Este diálogo que escuchamos, nos provocó una serie de reflexiones en el marco del sentipensamiento, “Educar en la Cultura de la Vida”.

En nuestro medio es muy frecuente que en conversaciones sobre variados tema, se escuche la expresión “estoy en la lucha”.

Esto nos parece coherente con la cultura antropocéntrica en la cual estamos inmersos, ya que tiene la lógica del patriarcado como una de sus características más visibles.

Es inherente a esta lógica el uso de la fuerza y el afán de controlar y dominar.

Los cachorros humanos crecen y se desarrollan impregnados con imágenes que se generan de este modo de vida.

Así se adquieren actitudes beligerantes, que se manifiestan por enfrentamiento, competitividad y desconfianza.

En el camino de recuperación de la Cultura de la Vida, aprendemos a desaprender estas actitudes dando lugar al florecer de la Alegremia y la Amistosofía.

La Alegremia abre manantiales de poderosas ternuras, que nos conducen a afrontar todas las circunstancias de manera positiva y creativa.

La amistosofía nos enseña sabiamente a cooperar y confiar.

Nos permitimos recordar una vez más, los sentipensares del querido amigo Roberto Zaldúa:

Estimo que no se trata de combatir a estos monstruos sino de reconocer más y más la Vida en cada lugar, en cada persona, en cada grupo. La Vida, como el hilito del collar uniendo casi imperceptiblemente para que todos sean uno. Ese será nuestro poder…

Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!

                                                                Julio