Carta 253: 19/01/17
RE – FORMARNOS Y ALGO MÁS…
La semana pasada hablábamos de la necesidad de “re-formarnos”, volvernos a “formar”. Necesidad para quienes hemos sido “formados” en el antropocentrismo naturalizando conductas anti-vida.
Un lector nos hizo llegar estos sentipensares de Celso Furtado:
La gente de mi generación ha demostrado que está al alcance del ingenio humano conducir a la humanidad al suicidio. Espero que la nueva generación compruebe que también está al alcance del ser humano abrir camino de acceso a un mundo en el que prevalezcan la compasión, la felicidad, la belleza y la solidaridad.
Leer estos párrafos, nos hace tomar consciencia que siendo “recién llegados” al Planeta Tierra (unos 150.000 años), hemos tenido la capacidad de modificar nuestro entorno de manera tal que nuestra supervivencia se halla en riesgo.
Grande es nuestra responsabilidad con las niñas y los niños, Queramos o no, somos “docentes” de niñas y niños, y sobre todo, casi con exclusividad, “docentes” por nuestras conductas personales y sociales. Las actitudes, gestos y haceres que nuestras niñas y niños ven en nosotros, personas adultas, marcan fuertemente en su formación.
Una querida lectora nos escribe, tras la lectura de nuestra Carta anterior:
Ando en esas, no precisamente reformándome, sino dándome otra forma, una más coherente con la vida, con la vida diaria individual y colectiva, justo mi propósito es desarrollar la colaboración, la solidaridad, el aprendizaje mutuo y la meta es dejar de buscar afuera lo que se me ha perdido adentro. En esas ando…
Sentimos que las expresiones de nuestra lectora nos dan luces para que se concrete el “volver a formarnos”.
¡Nuestro “volver a formarnos” es buscar lo que hemos perdido!
¿Qué hemos perdido? ¡Lo natural conque hemos nacido: el espíritu cooperativo, solidario, de apoyo mutuo!
¿Buscarlo dónde? ¡Dentro de una misma/uno mismo!
¿Qué encontrar dentro? ¡La niña/el niño que llevamos en nosotras mismas/nosotros mismos!
Y frente a nuestras niñas y a nuestros niños ¿qué?
Reformarnos y algo más… Quizás nuestro “rol docente” sería eminentemente ocuparnos de cuidar que permanezca en ellas/en ellos lo natural.
Al mismo tiempo, estar atentos para aprehender de las expresiones naturales de las niñitas y de los niñitos y así nosotros, personas adultas, recuperarlas.
¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio