En esta Carta no nos referimos a la contaminación por químicos, ni por agrotóxicos, ni por radioactividad, que las hay, sino por expresiones tóxicas.
La sociedad contemporánea está muy contaminada con palabras y gestos que llamamos tóxicos porque envenenan el entorno, ante los cuales debemos estar alerta.
Palabras y gestos tóxicos cargados de odio por pensar distinto, por ser pobre, por pertenecer a otra raza o a diferente religión, por su orientación sexual, en definitiva, odio hacia el que es diferente.
¿Cómo superar esta contaminación?
Veamos algunos iluminados sentipensares que en algunas oportunidades citamos.
Primeramente, nuestro querido amigo Roberto Zaldúa, nos dice:
Estimo que no se trata de combatir a estos monstruos sino de reconocer más y más la Vida en cada lugar, en cada persona, en cada grupo. La Vida, como el hilito del collar uniendo casi imperceptiblemente para que todos sean uno. Ese será nuestro poder…
Por su parte, Bibi Albert afirma, que debemos entender que nadie es enemigo, que sólo hay disfrazados de amenazas: los que todavía no fueron tocados por la luz. Seres no tocados por la luz, enfermos de Odiopatía.
Recuerdo haber leído en alguna oportunidad, que Mandela siempre observaba que en sus carceleros aparecía en algún momento un chispazo de ternura.
Justamente de Mandela encontré esta cita:
Nadie nace odiando al otro por el color de su piel, su procedencia o religión. La gente aprende a odiar y, si pueden aprender a odiar, también puede aprender a amar. El amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario.
Kropotkin hablaba del “apoyo mutuo” en el mundo animal. Tingo Vera, sabio campesino de Misiones, nos insta a leer el libro del bosque, donde no hay problemas porque no hay egoísmo, todos cooperan entre sí.
Lo cooperativo, lo solidario, el amor es lo natural. Estamos convencidos que el Biocentrismo, tener la Vida como centro, es lo natural.
Con el cambio cultural del Antropocentrismo al Biocentrismo la humanidad podrá cantar genuinamente:
Escucha hermano
la canción de la alegría
el canto alegre
del que espera un nuevo día
Ven canta, sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos