La Agroecología es lo fundamental para que sea efectivo “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”. Esto es plena Soberanía Alimentaria, tal cual manifiesta laDeclaración de Nyéléni Selingué, Mali, 2007.
Uno de los elementos de la Agroecología, según una publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, es la creación conjunta e intercambio de conocimientos.
La agroecología depende de conocimientos específicos de cada contexto… las prácticas agroecológicas se adaptan al contexto ambiental, social, económico, cultural y político.
De esto hay una gran experiencia en el norte argentino: ferias locales y regionales de intercambio de semillas, alimentación saludable, cultivos bajo monte, Encuentros de Salud Popular como los Laicrimpos y numerosas vivencias tanto gubernamentales como no-gubernamentales. El magnífico Documento “Comer sano es un derecho…”, propuesta elaborada con el aporte de estudiantes y docentes de la Tecnicatura Superior en Agroecología, Escuela de la Familia Agrícola “Fortaleza Campesina”, San Martín, Chaco, Argentina, coordinado y redactado por nuestro querido amigo Luis Francisco Skupieñ, habla de tres dimensiones de la Agroecología: ciencia, práctica y movimiento político.
En tanto ciencia, desarrolla las bases para el diseño y manejo de agroecosistemas sustentables, ambientalmente amigables, económicamente viables y socialmente justos. Como práctica productiva se sustenta en principios como la conservación de la biodiversidad natural y la agrobiodiversidad, conservación y aumento de la fertilidad natural de los suelos y manejo ecológico de organismos no deseados. El movimiento político de la agroecología sustenta la propuesta de Soberanía Alimentaria, como principio rector para el Desarrollo Integral de las Comunidades
La Agroecología es indispensable para cumplir con la Constitución de la Nación Argentina, que en su Artículo 41, primer párrafo, declara:
Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
La agroindustria deforesta, desertifica los suelos, contamina, disminuye la biodiversidad, influye en el cambio climático y provoca daños inmediatos y a mediano y largo plazo en la salud humana y en la salud de toda forma de vida.
Por otra parte, la Agroecología, puede hacer realidad lo que establece para todos los pueblos del mundo,el párrafo VII de La Declaración de Alma Ata sobre Atención Primaria de Salud, firmada en1978por 134 gobiernos y 67 organizaciones de las Naciones Unidas, organismos especializados y organizaciones no gubernamentales con relaciones oficiales con la OMS y la UNICEF,: