A quien escribe estas líneas, en diversas circunstancias, entre ellas los periodos en que vivió solo, la Vida le ha hecho valorar el compartir la mesa con familiares, amigas y amigos.
Por otra parte, ha conocido personalmente a familias que no comen todos los días.
Son millones los seres humanos que sufren hambre, víctimas de un injusto y cruel sistema social, económico y político que es el capitalismo.
El capitalismo es producto de la cultura antropocéntrica, en la cual el ser humano se atribuye ser el centro del universo. Siente la Naturaleza como un almacén de recursos.
Las grandes corporaciones con su lógica extractivista en pos de tener y acumular, han depredado de tal manera, que han contribuido significativamente a la pérdida de la biodiversidad y al calentamiento global. Dos constataciones que nos alertan sobre el riesgo de supervivencia de la Humanidad.
Muchas y muchos trabajan por el cambio cultural: del antropocentrismo al Biocentrismo, cultura en la cual la Vida es el centro. Cultura que tiene como prioridad excluyente el Cuidado de la Vida.
Cuidar la Vida es cuidar las relaciones de las personas consigo mismas, entre las personas y de las personas con toda manifestación de vida: suelo, aire, agua, microorganismos, flora, fauna.
Una manera de cuidar las relaciones con una misma/uno mismo y entre las personas es valorar los momentos de compartir la mesa, uno de los actos cotidianos en los que se expresa la solidaridad.
Invitamos a descubrir en nuestro inmediato Ecosistema Local, la oportunidad de ser solidarios compartiendo la mesa, lo cual también alimenta el espíritu.