“Sin Aire no podemos vivir… Gracias a Dios vivimos en el campo, el Aire es más puro, llueve y sentimos el olor a tierra mojada… Nada que ver con el aire de la ciudad, ruidos y humo de los vehículos y de las fábricas…”
Así se expresaban mujeres campesinas al reflexionar sobre las cosas necesarias para vivir. La primera necesidad básica que surgió en esa conversación fue el Aire. El Aire es Necesidad Vital Indispensable.
El Aire posee 21% de Oxígeno que nos proporcionan las plantas y los árboles. Al llegar a los pulmones, el Aire oxigena la sangre.
El Aire es gratis para todos, como deberían serlo las Necesidades Vitales Indispensables, tales como el Agua, los Alimentos y el Albergue.
Sentimos en tiempos de pandemia, la necesidad de preguntarnos cómo nos relacionamos con el Aire.
En los años 50 del siglo pasado, escuché decir al dirigente socialista Alfredo Palacios, que si los grandes terratenientes pudieran envasar el aire, lo venderían.
Relaciones saludables con el Aire, agradeciéndole su presencia generosa, pidiéndole perdón y planificando acciones concretas en nuestro Ecosistema Local, para protegerlo de la contaminación por fumigaciones, ruidos, humos, lluvia ácida, radiaciones.
En lo personal, estoy aprendiendo a hacer con placer ejercicios respiratorios, valorando el Aire, dialogando con esta manifestación de vida, disfrutando al contemplar la belleza de las nubes con sus multifacéticas y coloridas formas.