Parecería, por lo menos inoportuno, hablar de relaciones saludables con los microorganismos en plena pandemia CORVID-19. Sin embargo vivimos gracias a las bacterias y seguramente
Las bacterias regulan continuamente la Vida sobre la Tierra, habitando el suelo, las rocas, los mares y también todas las plantas, animales y seres humanos. Estamos rodeados de microorganismos y al mismo tiempo compuestos por ellos. ¡Tenemos más bacterias que células propias! Nuestra vida depende de la relación que establecemos con las bacterias.
¡Vivimos gracias a las bacterias!
Al igual que la Teoría de la Trofobiosis, parecería que el comportamiento agresivo de algunos microorganismos, sería señal de que algo no estamos haciendo bien.
La OMS, al hablar de enfermedades nuevas y reemergentes, dice que la causa del fenómeno es antropogénica. Y entre las causalidades atribuidas al hombre, la OMS subraya la destrucción de los Ecosistemas Locales.
El uso irresponsable de antibióticos tanto en medicina humana como en veterinaria, y el uso de toneladas para el engorde de animales con fines utilitaristas, está ocasionando un grave desequilibrio ecológico, provocando la resistencia microbiana, la cual se la describe como calamidad mundial.
Quisiéramos que en todas las familias, comunidades y escuelas del mundo, se reflexione acerca de la inviabilidad de la continuidad de la Vida de la especie humana si seguimos con este modelo civilizatorio, depredador y utilitarista. Quisiéramos que se aprenda de las culturas que vivencian el Paradigma Biocéntrico, respetando y cuidando la Vida, es decir, relacionándose saludablemente con todas sus manifestaciones.
El Paradigma Antropocéntrico hace que el ser humano se coloque fuera de la Naturaleza. El Paradigma Biocéntrico tiene como centro a la Vida misma. Si sentimos que pertenecemos a la Vida, se genera otra ética. Se trata de sentirnos Naturaleza