ESPERANZA Y ALEGREMIA: “LO ESTOY HACIENDO POR AMOR”
En Junio de 1992, con motivo de los “500 años”, de lo que llaman “descubrimiento de América”, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen perteneciente a la Iglesia Católica, convoca a un grupo de dirigentes de diversos pueblos originarios para que cuenten cómo ven a los blancos, y para que compartan su visión del mundo.
El querido amigo Gabriel Mendoza, de Pampa del Indio, Chaco, muy comprometido con el Pueblo Qom, estuvo en ese Encuentro y me regala la transcripción de algunas intervenciones.
Tengo muy presente la presentación de José Rivero Salazar, del Pueblo Pilagá:
Las costumbres del Pilagá aun se conservan... no puede ver a otra familia necesitada.
Hay personas ajenas que consideran que el indígena no valora su dinero, porque lo presta y no lo reclama.
Cuando un hermano está necesitado y me pide diez pesos, yo le doy. Sé que no me lo va a poder devolver porque es muy necesitado y además no tiene “changa” ni nada. Me pide prestado pero él no va a poder devolver ese dinero.
Una vez se me acercó una Hermana religiosa y me dijo que a ella le parecía mal lo que hacía. Pero nosotros no podemos insistir en que me devuelvan una cosa que presté.
La Hermana me decía:
-Mirá José, vos estás haciendo muy mal. ¿Por qué no reclamas tu dinero? Por eso una persona trabaja con tanto sudor. ¿Cómo puedes despreciar así tu plata?
Yo no respondí en forma rápida. Sólo me sonreía, porque sé que la gente blanca todavía no ha entendido lo que es la cultura Pilagá, las costumbres nuestras.
Pero la Hermana me insistía y me insistía con su reproche. Al fin tuve que decirle:
-Mirá, lo que yo le doy a mi hermano, para mí no es un desperdicio, sino algo que estoy haciendo por amor. Yo siento que a la persona muy necesitada que me pide fiado no tengo que seguirle insistiendo en que me devuelva la plata porque yo sé que mi hermano no la tiene. Llegará el momento en que la persona misma, cuando pueda me la devolverá. Entonces la persona se sentirá liberada.
Por eso en la antigua familia Pilagá no existía ni rico ni pobre. Todos compartíamos la comida por igual. Esta forma de convivencia la hacemos hasta en la actualidad.
Pero ahora no tenemos más espacio, no tenemos más las tierras de antes, porque la tierra es privada. Se alambraron los montes, los charcos, los ríos, los esteros, entonces esa parte es privada. Pero el indígena aun mantiene su forma, su costumbre...