Este 31 de octubre se cumplen 44 años de la partida a otra dimensión del Dr. Humberto Enrique Cichetti, quien fundara en 1964 una Misión Ecuménica de Servicio dedicada especialmente al Pueblo Originario Qom, en Juan José Castelli, Chaco, Argentina.
Conocí a Cicchetti en los años 60 cuando vivía en Cosquín, Córdoba. Habíamos fundado, con jóvenes adolescentes, “Cos-Prin”, Cosquín Pro Indígenas. La idea era informarnos, conocer de los Pueblos Originarios de nuestro país. Contactar, formar conciencia, apoyar.
De esta manera iniciamos con Enrique una amistad epistolar. Eran tiempos de “cartas de verdad”, de esas que se ponen en sobre y se pega una estampilla.
Un buen día, conozco personalmente a Cicchetti. Llega a Córdoba a visitar a una treintena de enfermos que había derivado al entonces Instituto Tisiológico de Punilla por resistencia a la quimioterapia.
Conozco su fuerte personalidad y retazos de su historia. Tenía dos grande amores, me decía, la cirugía y el mar. Discípulo de los hermanos Finocchietto, célebres cirujanos, ingresa a la Marina. Fue cirujano de la Fragata “Sarmiento” y del Crucero “Rivadavia”. Me muestra fotos de varias “vueltas al mundo”. Le encantaba la de las pirámides de Egipto.
El 55 lo encuentra como Director del Hospital Naval de La Plata. El Almirante Rojas le ordena sacar los cadetes para que se plieguen a la llamada “Revolución Libertadora”, que derrocó a Perón.
Cichetti desobedece y se debe ir de la Marina. Muy deprimido va a Rosario a visitar a su hermano mayor.
Deambulando por las calles, escucha cantar en un templo de la Iglesia Metodista y decide entrar. Escucha un sermón a cargo de un joven pastor que le cambia la vida. El joven pastor era Federico Pagura, quien años más tarde fuera Obispo. Casi de inmediato va a trabajar a una Misión Médica en Bolivia.
Al cabo de unos años, lo visita el Obispo Sante Humberto Barbieri, quien llegaba del norte argentino muy conmovido por la situación de los Pueblos Originarios y le pide a Cicchetti que haga algo en su país.
Deja Bolivia y comienza a recorrer el norte. Llega al paraje Miraflores, de la Provincia del Chaco. Allí se hace amigo de los Caciques Leiva.
El Dr. Horacio Vázquez, en ese entonces intendente y único médico de Juan José Castelli, le ofrece un predio de cuatro hectáreas. En el 64, en cuatro casitas prefabricadas, Enrique comienza su trabajo, se levanta todos los días a las cuatro de la mañana, hace gimnasia y estudia.
Cirujano de alma no deja de ver otras realidades. Lo golpea fuerte la prevalencia de la tuberculosis en la Población Qom, enfermedad llevada por el conquistador “blanco”, desde 1876.
Por esos años, la consigna en tuberculosis era internar, lo cual resultaba imposible. Se entera de la experiencia en Madrás, en la India, del tratamiento domiciliario de la tuberculosis. Lo propone a las autoridades sanitarias. Logra la autorización y la provisión de los medicamentos. Al año, se evalúa la experiencia.
Cicchetti, es el pionero en el país en llevar a la práctica el tratamiento ambulatorio de la tuberculosis.