En lejanas latitudes, en Savar, Bangladesh, estábamos en diciembre del 2000, participando de la I Asamblea Mundial de Salud de los Pueblos.
Se presenta Aleyne Watene, del Pueblo Maorí.Aleyne, es de Aotearoa, que en el idioma Maorí significa la “Tierra de la larga nube blanca”. No vamos a hallar Aotearoa en los mapas. El conquistador le impuso a su territorio el nombre de “Nueva Zelanda”.
Aleyne, orgullosa, mostrando su bandera, nos dice en un momento:
No sé de dónde salió el dicho ‘pienso luego existo’… no nos gusta. Comparto lo que dice mi pueblo: pertenezco por lo tanto soy.
Me emociono. Es lo mismo que me enseñan los Pueblos Originarios del Norte argentino.
Otra constatación: en todos los pueblos originarios hallamos un profundo sentido de pertenencia a la Madre Tierra, y de allí su actitud respetuosa de todos los procesos de vida.
Notable contraste con la cultura occidental que se siente ajena a la Naturaleza y la enfrenta!
En el mundo se dan estas esperanzadoras vivencias y están presentes pueblos, comunidades, grupos y millones de personas que no renuncian a los proyectos de vida que cuidan la Vida.
El Regalo Mayor que he recibido de la Vida para mi vida, de las sabidurías ancestrales, ha sido la percepción espiritual de recuperar elsentimiento de ser Naturaleza.
Esta cosmovisión de pertenencia al Cosmos, parece unir a los Pueblos Originarios en toda la faz de nuestro Planeta, unidos con “una trama vital”, como diría Capra.