Cartas que salen del cuerpo » Nro. 262 - Egoemia o Sentir con el Otro

Última actualización: 22/03/2017

Carta 262: 23/03/17

 

EGOEMIA O SENTIR CON EL OTRO

 

         Luis Weinstein, querido y admirado amigo que nos invita a caminar hacia La Internacional de la Esperanza, ha acuñado la palabra “Egoemia”, el ego que circula por la sangre, palabra que sintetiza muy bien lo que ocurre en esta sociedad que tiene muy enraizado el individualismo.

         La egoemia se manifiesta de múltiples maneras en la vida cotidiana: música a todo volumen que invade hogares vecinos o a quienes comparten una plaza o una playa; detenerse con el vehículo a doble fila entablando una conversación; expresar a viva voz la emotividad del momento sin considerar el entorno; desviar la mirada ante la proximidad de una persona que pide ayuda y… los ejemplos abundan.

         Actitudes egoémicas personales se vivencian con particular intensidad en situaciones de asimetría de poder: capataz ante trabajadores; docente frente a estudiantes; profesional de la salud con persona enferma y su familia.

         Las consecuencias se amplifican con acciones egoémicas colectivas que no consideran daños a personas ni al Planeta: deforestación, extractivismo, contaminación de suelos, cursos de agua y aire… actividades agresivas que surgen de haber naturalizado el utilitarismo de un modelo económico, político y social. La guerra es la máxima expresión del utilitarismo.

         La egoemia enferma a las personas y daña al Planeta. La egoemia enferma, no es natural. Estamos convencidos que la sanación se produce volviendo a lo natural.

¿Qué es lo natural? Sentir con el Otro.

         Miremos y escuchemos a niñas y niños. ¿Cómo se halla una niña o un niño pequeño en su hogar o en su escuela? Observémoslo. Está plenamente feliz si las demás personas de su alrededor están bien.

         Conversando con un amigo de este tema, relata de un episodio que vivenció en su niñez, cuando tendría unos 7 u 8 años, y que con cierta frecuencia lo revivencia.

         Su mamá le encomendó realizar una compra en un almacén propiedad de la familia de un compañerito de su escuela.

         Mi amigo recuerda, “como si fuera  hoy”, la angustia que le acometió a punto tal de sentir malestares físicos, cuando al entrar escuchó los gritos y las malas maneras conque reprendían a su amiguito… en tanto los empleados se reían.

         ¿En qué momento de la vida se perdió esa capacidad de sentir con el Otro?, se preguntaba mi amigo.

Si hacemos un viaje a nuestro interior, seguramente recordaremos vivencias de sentir con el Otro.

Y re-cordar es volver a pasar por el corazón.

Se suele escuchar la expresión “No piensa en el otro”, referido a alguien que con su modo de ser, no tiene en cuenta a otras personas,

Sentir con el Otro es mucho más. Es crecer y desarrollarse hacia el encontrarnos con nosotros mismos.

Con gran claridad lo expresa Sandra Payán:

Superar el antropocentrismo y avanzar hacia el biocentrismo, es asumir que somos en, para y con los otros, es decir, que “intersomos”. Una forma de relacionarnos que va más allá de la interdependencia y que expresa una nueva manera de mirarnos. (…)Intersomos con los demás seres humanos, con el sol, con las flores, con las nubes, con el mar… Nos hacemos los unos a los otros, en cada instante.        (*)

 

             

         ¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!

                                                                        Julio 

(*) Intersomos, Sandra Payán, Cuadernos de La Internacional de la Esperanza, Nro. 8

       http://www.altaalegremia.com.ar/contenidos/cuaderno_8_intersomos.html

 

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