Cualquier día puede suceder…
Noche de ron, noche de palabras, de ron y después…
De palabras como cometas, palabras nunca dichas, canciones que aún no han sido escritas…
Y en la melodía de mi voz sonaron los muertos, mis muertes, y poco a poco, en cada verso, empecé a adorar mis nacientes.
Y ahí la palabra, tragando olvidos, dilucidando presentes… la palabra que comunica, que esclarece, que acompaña, que abraza.
Hoy es noche de escribir, pensé. Noche conmigo, sin voces. Noche de luciérnagas y de luna reflejada en el lago, un lago manso que cree en su profundidad y le devuelve a la luna su brillo inagotable, su cálida blancura y su exquisita belleza.
Misteriosas han de ser las palabras que quieren nombrarte.
Carolina Cazaux