DISCULPAS SEÑOR SAMU´U
Cualquiera poda, corta o mata un árbol, pero somos muy pocos los que podemos sentirnos orgullosos, felices, colaborando con Dios al plantar un árbol, más aún traerlo desde tan lejos unos 570 km, verlo crecer, verlo regalar a todos
Miles de flores, que desde lejos parecía un ramo de flores gigantesco, impetuoso, magnífico que era dedicado al amor de una madre que ya está en el cielo, que era admirado y respetado por muuuuchas personas, pero un estorbo?
Para unos pocos… que a pesar de estorbarles usaron una y otra vez su sombra para cobijarse del caluroso sol de verano o hacer reposar sus presiosas máquinas de 4 ruedas bajo la sombra de aquel feo, gigante y desagradable árbol de Samu´u que gano la admiración de tanta gente y era el alimento y deleite de decenas de picaflores.
Disculpas te pedimos señor Samu´u por haberte traido a un lugar en donde tu diferencia, tus particulares características no hayan sido comprendidas por los vecinos a los cuales estorbaste por hacer basuras con tus hojas que caían luego de haber dado hermosa sombra, por tener fuertes raíces diferentes a los demás.
Tanta gente quería pasar bajo tu sombra… y ahora nadie podrá ni pasar cerca porque allí estarán tus restos, tenías tantas puas, pero no fueron suficientes para defenderte de aquellos que sin más te asesinaron y demostraron ser más dañinos que tus espinas.
Quedará grabado en internet Google earth el más bello y más frondoso árbol del barrio Monseñor Bogarín de Mariano Roque Alonso, eras la hermosa mancha verde de la cuadra vista desde un satélite, discúlpalos pero las cosas por aquí son así… cuando alguien hace algo bueno por más bueno que sea, le buscan la arista negativa para hacerle sufrir, eliminarle, destruirle solo porque es diferente .
La sociedad consumista consume nuestra sensatez como seres humanos, con la naturaleza somos menos respetuosos que los primates y nuestra cordura fluye a merced de lo que podamos o no poseer.
Discúlpanos también a nosotros señor Samu´u pensamos que te podarían algún día, pero te asesinaron cobardemente en nuestra ausencia y no estuvimos cerca para defenderte.
Rosalía Valentina Martínez de Aranda