EV-ANGELIZANDO
Recuperar el recuerdo sembrador de los abuelos.
Ser la tierra que ellos eligieron.
Crecer árboles que protejan a los hijos y los nietos.
Llenarse de frutos agradecidos, fragantes, coloridos, nutritivos.
Dejarlos caer hacia el cielo, para que lluevan para todos por igual.
Bailar, cantar, rezar la propia oración de agradecimientos.
Aurarse tan mallado que sólo puedan entrar los que saben mirar hondo.
Llamearse de azul para tocar el alma de los que todavía no se encienden..
Contagiar el virus de la alegremia hasta declarar amorgencia universal.
Abrazarse de ramas y de raíces y de latidos y de lágrimas.
Confiar en la intuición y trasmutarla en sabiduría y darse cuenta de con quién, cuándo y para qué.
Fundar mundos chiquitos dentro del mundo grande.
Entender que nadie es enemigo, que sólo hay disfrazados de amenazas: los que todavía no fueron tocados por la luz.
Asumir que el otro es espejo de lo que aún no supimos azogar con el brillo sagrado de los sueños.
Reconocernos, reencontrarnos, renacer, jugar juntos.
Ser obreros e ingenieros de la armonía. Y médicos y poetas del corazón no físico.
Protagonizar la vida. Saltar de la butaca. Levantar la mano y decir nosotros.
Metabolizar la inmortalidad.
Hon
Bibi Albert
Buenos Aires, 2 de Octubre de 2018