La Gacetilla Alegrémica » Nro. 104 - Bioconstrucción - 02/11/15Última actualización: 04/11/2015
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2 de Noviembre de 2015 Nro. 104
BIOCONSTRUCCIÓN Taller en Puerto Tirol, Chaco, Argentina N.de la R.: La Gacetilla Alegrémica comparte con alegremia la nota que nos envía Aramí, joven de 16 años, compartiendo sus vivencias en este Taller.
Voy a contarles algo muy hermoso que el Abuelo me pidió que comparta y accedí con mucho gusto: Los días 13, 14, 15, 17, 18 y 19 de octubre participe de un Taller de Bioconstrucción en la localidad de Puerto Tirol en Chaco. Consistió en la implementación de los elementos naturales en la construcción adecuándose al ambiente, y las condiciones que presenta el lugar. En esos seis días aprendí muchísimo. Todos los participantes del taller nos involucramos en la construcción de un Centro Cultural cuya estructura es un octógono, en cada pared se enseñó una técnica de bioconstrucción diferente. En todas usamos materiales regionales; cañas, camalotes, barro, paja, etc. Una de las paredes, se levanto con una técnica llamada enchorizado. La estructura consiste en alambres verticales y horizontales que forman rectángulos y con un montoncito de paja larga bien embarrada se va cubriendo los alambres. A otra se la levantó con cincha seca, la estructura consiste en tres maderas verticales atravesadas por cañas, por el lado de afuera puestas en diagonal y por el lado de adentro también en diagonal pero para el lado contrario que las de afuera, formando así un espacio entre ellas que luego rellenamos con camalotes que sacábamos de la laguna del predio y paja. Otra pared se hizo con cincha sucia, tiene la misma estructura que la cincha seca pero la rellenamos con camalotes embarrados. Otra de la paredes fue hecha con una técnica en la cual la estructura era solo de cañas, cuatro cañas gruesas puestas vertical y atravesadas horizontalmente por otras cañas, las cuales se partían un poco con un martillo para que sean mas flexibles y así poder hacer el “tejido”. Otra de las paredes fue levantada con ladrillos de adobe, hicimos una pared hueca por la forma en la que los colocamos. Otra la hicimos con alambre romboideal en la cual pusimos llantas de autos, y botellas, como adorno, a ésta se le enganchaba la mezcla de apoco para que no pese demasiado ya que tenia mas facilidad para deformarse. Otra fue hecha con palets, en la cual hicimos más estantes y rellenamos con camalotes embarrados, como en la cincha sucia. Y en la última, usamos una técnica llamada paja encofrada, para la estructura usamos tres cañas gruesas y dos maderas de cada lado de la pared, la cual se llenaba de a poco con paja embarrada, a medida que se ponía la paja se la aplastaba para que quede bien compacta. Cada técnica tenía propiedades diferentes y se utilizaban diferentes mezclas que variaban según la necesidad de la técnica. Luego, en todas las paredes, se aplica el revoque grueso y el fino con el cual se termina.
Todos los días, después de la merienda, teníamos la parte teórica del taller, la cual duraba hasta la cena. Nos organizaron en grupos, cada grupo tenía su tarea para que así todos pasemos por todas las técnicas y se facilite la dinámica del trabajo. Las comidas fueron excepcionalmente ricas y de cierta forma extrañas para mi alimentación diaria. Conectada a la parte teórica y práctica estuvo toda la experiencia personal y emocional que pasé. Durante el taller, dormí en el predio de construcción como casi todos mis compañeros, de los cuales aprendí mucho.
La gran mayoría de ellos venían de otros lugares; Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Ecuador, Bolivia, Suiza, Francia, Alemania, Chile, Brasil, Paraguay, y la verdad es que no recuerdo más. Recuerdo estos días con alegría, con felicidad y me invade una tranquilidad y emoción tremenda. Varias cosas llamaron mi atención, como por ejemplo, el sexto y último día, nos visitó un coro Toba y nos emocionó con su música, le pedimos permiso a la Tierra y bendecimos ese centro cultural, llamado “Tierra Nuestra”. Me gustó la idea de no adueñarnos de la tierra y en vez de eso pedirle permiso. Fueron días de contacto con la naturaleza y personas nuevas y distintas en mi vida, el hecho de amasar el barro con las manos, sentir la vida escurriéndose en nuestras manos, dándonos todo, todo lo que alguna vez necesitamos, los bailes abrazados que nos ayudaban a que la mezcla sea perfecta, el compañerismo que nos hace darnos cuenta que no estamos solos con las ganas de cambiar las perspectivas. Días de andar descalza conectada a algo mayor, que ni siquiera quiero nombrarlo para no limitarlo. Redescubrí la sensación de sentirse completa, la sensación de disfrute que me da hacer algo que me gusta y de estar con gente tan especial. Reflexioné sobre la cantidad de cosas que me gusta hacer, para las cuales solo necesito mis sentidos y ganas de disfrutar de lo maravillosas que son las ganas de vivir. Ver y escuchar los arboles moviéndose a la vez que sentimos el viento, escuchar la lluvia, verla caer, y miles de cosas que solo hay que identificar. Como dije, la naturaleza nos da todo, alimento, abrigo, amor, aire, un hogar, incluso nos regala amaneceres y atardeceres todos los días. Ahora, sabiendo que tengo un largo camino por recorrer y que esto recién comienza, me alegro por lo que viví y me dan ganas de seguir, ganas de compartir lo que aprendí y muchas muchas ganas de disfrutar.
Aramí Monsalvo del Cid Cruce Viejo,Puerto Tirol, Chaco, Argentina
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