Para realizar este encuentro de diálogo con las plantas, primero debemos saludar y pedir permiso a los cerros, volcanes, lagos y a los ancestros que habitan estos lugares sagrados; para que ellos nos permitan lograr nuestros objetivos y que nuestra actividad sea de armonía y equilibrio.

Es importante que los humanos logremos recuperar la comunicación y diálogo con las plantas, con sus escénicas o nawales y así lograr verlas también como seres recíprocos con los humanos, y no como se ve desde el mundo occidental que es solo de manera utilitaria.

Es urgente cambiar muchos paradigmas de vida, por ejemplo, debemos pasar de la resistencia a la reexistencia, no podemos ni debemos seguir anclados en los esquemas de lucha que nos impone el sistema y pensar que debemos estar sometidos siempre al sacrificio, sino reexistir desde la alegría y la abundancia con las plantas y toda la naturaleza que nos regala la madre tierra.

Estar aquí en este rinconcito amoroso de la Madre Tierra es muy lindo, con la alegría de personas amorosas y el amor de la naturaleza y la bondad de las plantas. Es un gran trabajo que realizan ustedes mujeres y hombres de la Red Jarilla, pues están ayudando a entretejer de nuevo a los pueblos desde el corazón bueno y la palabra dulce para restablecerse la armonía entre la humanidad y la Madre Tierra. Debemos volver a nuestro origen y el origen está en el vientre de nuestra madre para sanar nuestros dolores de cientos de años.

Amado Ramos, desde El Salvador, enero de 2019

El viaje a lo indescriptible

La sumatoria de todos los eventos que contaré a continuación son el resultado de la movilización energética de un grupo de mujeres que deciden armarse con los fusiles del amor y las balas de raíces, hojas, tallos y flores disparadas desde la boca de sus cañones, y que fueron impulsadas por la pólvora de la tierra arcillosa que labran en temporada de verano. Luego después de ver correr la sangre en preparados, brebajes, cremas y otros menjurjes las regalan al mejor postor. Ayyy pobrecita la hidra con estas brujas, pues no habrá cabeza que quede a la merced del dinero, la torturan cada vez que se alzan con escobas mágicas que cuelgan de sus cuellos y la cortan de a poquito dejándola sin cola ni patas en cada reunión sin tiempo… Luego, para asegurar que no renacerán las dos cabezas esperadas cada vez que se corta una, le untan laurel con llantén en cada herida para que sane con amor y no con el odio con el que acostumbramos a hacerlo los guerrilleros aquí en Centroamérica. El viaje empieza largo, como los caminos hacia El Bolsón o Las Coloradas. Y cambiamos de año mientras dormíamos en las pieles de cabra sin leche, en una casita de madera en medio de todo un mundo mágico. Y recién llegados se toma vino, mucho vino… pero como usted no vino se queda esperando las fotos que les mandaremos a los que dejamos atrás. Ahí en esa casita de madera (en donde estacionada estaba una escoba en la puerta en señal unánime de que ahí vivía también una bruja) conocimos a otra que no es de la Red, pero sí lo es, aunque quizá aún no lo sabe, ella mueve el sentimiento humano-mamífero desde los pétalos y de verdad que te los mueve pues parece que cada vez que habla es como si te diera  patada un burro. Luego a tomar más vino, pero como no todos vinieron que lo cuente con más detalle la Sandrita… Concluí que la forma de las plantas, su descripción tipográfica y su forma de dar flores, hojas y demás está relacionada directamente con el amor humano. Ahhhh y por cierto: hemos de averiguar bien si el viento y el canto de los pájaros también se puede tomar en coñac. Luego nos despedimos del frío que hacía en esas montañas y nos dirigimos al caluroso abrazo del cóndor y el guanaco, no sin antes querer tomarles también una foto para el que no vino, pero sí hubo mucho vino... Ahí conocimos una bruja de ciencia -también con su escoba- envuelta en una maraña de lindos sentimientos como su pelo. Hablamos en una radio y traté de explicar cosas que hasta la fecha quizá por el cariño que nos tenemos no me dijeron si fueron bien dichas o no, ahí me di cuenta lo hermoso que es compartir el plato de comida con otro ser que apenas conoces, pues llegaron de otras latitudes cercanas al taller (en él hasta pudimos dormir siesta que estuvo prevista por la organización y que llamó mi atención), y compartimos detalles de las formas y los modos de aquí en nuestra distancia. Compartí emociones, saberes, lágrimas, hasta hablé con un lonco en los próximos días, pero lo que más me jodió la vida fue el sol de las 11 de la noche o de la tarde… no se aún, y las distancias incomprendidas en mi cabeza, pareciera que le di la vuelta al mundo en el Chevrolet negro de 4 puertas, con Silvio y la Sandrita. Ya casi al final del boleto tuvimos la reunión más esperada, otra reunión sin tiempo, ahí comprendí qué es jipiar la vida y el Amado nos explicó de la re-existencia y yo hablé de las parteras, además las compañeras de combate iban bien armadas con grueso calibre y mucho pan para repartir. Nos reunimos en casa de una de las gemelas hijas de la Gaby quienes con mucho amor compartieron abrazos, ternura y vino. Ahhh lo de las armas y la hidra… se me va la onda con esto de la jipiada, bueno, decía que llevaban muchas plantas y más allá de llevarlas de sus casas ahí habían yuyos que viven entre y con nosotros y no los vemos nada más que para sólo mirarlos. Jóvenes y de otras épocas compartimos sentados alrededor del fuego y el incienso y allí encontré compañeras que habían tenido historias en Centro América y Chiapas. Ellas se llenaron de alegría al vernos por ahí, nosotros también, pues no imaginamos que la sumatoria de esas energías compartidas hace meses atrás nos unirían y esta vez cada vez más fuertes y seguros de que en un próximo encuentro seremos más hermanos y hermanas con y entre las plantas. La despedida fue dura, con llantos como se imaginan, pero a veces pienso que son necesarias para las realidades de cada uno o una o para el colectivo. Agradezco cada pétalo, cada rayito de sol nocturno, cada botella de vino y también agradezco al que no vino y se quedó y toca explicarle en fotos qué y cómo se deconstruye el sistema con una hojita de llantén de 7 venas.  Aaahhh por cierto:   aún quedan pendientes lecturas de más poesía de Roque Dalton y se me queda traerme para la otra el librito zapatista que escondiste en la librera para que regresara en un par de años a traerlo. Gracias y mil gracias a todas. 

Neto Flores - El Salvador

Enero de 2019