EL LEGADO DE JULIO MONSALVO
LA GACETILLA ALEGRÉMICA
CONTINÚA SU VUELO
Publicación semanal difundiendo noticias y sentipensares que visibilizan y anuncian un Mundo Saludable con Alegremia y Amistosofía.
12 de septiembre de 2021
Nro. 379
AMIGAS
Se conocieron en 1976. La maestra blanca se refugió del peligro y el horror en un pequeño pueblo. La maestra qom la recibió en silencio. Se miraron a los ojos, oscuros los unos, claros los otros. Comprendieron que su historia de mujeres, de maestras de las aulas y las letras, del monte y el arte qom, transcurrieron por caminos distintos y que en ese momento se cruzaron para alegría de ambas. Se hicieron amigas.
Compartieron sus palabras en idiomas distintos, sus saberes, sus memorias. Vieron nacer sus hijos. Juntas se enfrentaron a injusticias. Juntas también construyeron esperanzas.
Un año después, la maestra blanca acompañó a la maestra qom a una gran feria de artesanía para que el mundo conociera su maravilloso arte. Un artesano en cuero quiso tallar su bello rostro en un cuadro. La maestra qom aceptó con la condición que su rostro esté siempre en las paredes de la casa de su amiga.
Sus caminos se separaron por años, pero sus corazones permanecieron unidos. Se volvieron a encontrar en las calles de una ciudad grande, la maestra blanca en las aulas, la maestra qom ofreciendo su bello arte para poder vivir. Periódicamente se visitaban y renovaban su amistad.
Volvieron a perder contacto durante muchos años. Hasta que en 2017, cuatro décadas después de aquel encuentro en ese pequeño pueblo, el Estado provincial hace un justo reconocimiento a la maestra qom que cumplía 104 años. Un siglo transmitiendo y compartiendo la belleza del arte de su pueblo. La maestra blanca ve la foto de su amiga en los diarios y en las redes sociales, se le viene la vida encima y esa amistad añeja se le anuda en la garganta. Y escribe:
Amiga mía…
mi alma tiene prisa por verte…
Fuiste la que me enseñó
los primeros pasos
para profundizar en la esencia
de los tiempos…
la que me dio el privilegio de su rostro
en las paredes de mi casa
y del quehacer exquisito
de sus manos
en el chaguar entretejido con las luces
de mis lámparas
develándome el secreto de la profundidad
del “mañana” sin fechas…
Sí... mi alma tiene prisa
por volver a verte
(se están agotando los tiempos…)
quiero beber nuevamente
en los surcos de tus manos
marcados de Vida,
y en tus ojos de noche
la sabiduría
ahora… que con el devenir
de los años
florecen en mi consciencia
las semillas que echaste un día…
Shulca
Le pide a sus hijos que la lleven al pequeño paraje donde vive su amiga. Pasa el tiempo, los hijos de las dos maestras se ponen en contacto, logran que las amigas hablen por teléfono. Pasa el tiempo, es verano, por el calor no viajan. Luego es invierno, por el frío no viajan. Temporada de lluvias, imposible transitar esos caminos…
La maestra blanca se enferma, su recuperación lleva tiempo y pasa otro año más sin que el encuentro de las amigas suceda. Hay llamadas, mensajes, los hijos son el puente que las mantiene unidas. Pandemia. Pasa otro año y medio.
Con más de un siglo de caminar, en agosto de 2021 se cumplió el tiempo de la maestra qom. Ese día fue a despedirse de su querida amiga. El viaje a la ciudad es largo y peligroso. Se perdió y se enredó con telas de arañas.
Los hijos de la maestra blanca la encontraron cerca de su casa, cansada y sedienta. La llevaron para que su madre, quien también es sanadora, la cure, le hable, se despidan.
Estuvieron juntas toda la mañana. Conversaron. Se acariciaron. Sus corazones latieron al mismo compás. Cuando descansó y estuvo lista, la maestra qom partió.
Le dijo “¡ñachek amiga! No te apures, pero te espero”.
Equipo Editor de La Gacetilla Alegrémica
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