Salud Pública - Salud del Pueblo » Los contextos para un juego saludable y seguro - Benjamín Malamud

Última actualización: 18/08/2012

LOS CONTEXTOS PARA UN JUEGO SALUDABLE Y SEGURO

 
El único trabajo que debe realizar
 un niño, es jugar.
Romis Raiden
 
Comienzo este aporte que desde la pediatría ambulatoria deseamos hacer a la propuesta de nuestra SAP filial Córdoba de desplegar la importancia del juego en el desarrollo saludable de niños y niñas, recordando al maestro de pediatras y de padres Romis Raiden y cofundador de nuestro Comité de Pediatría Ambulatoria (PA). Elegimos especialmente esta advertencia que hiciera en épocas de crisis económicas y sociales, pero que desgraciadamente tiene aún plena vigencia. En nuestro país, en nuestra provincia, periódicamente es noticia la presencia de niños en situación de calle o trabajando, niños y niñas que no acceden al juego, al derecho a jugar. El juego es una actividad libre y “gratuita” que no genera un producto de valor material sino un cambio interno en la persona que juega y en su capacidad de relación social. Vaya entonces nuestras primeras palabras para ratificar el compromiso de los pediatras con la plena vigencia de uno de los pilares de los Derechos del Niño y de su Protección Integral, el Derecho a Jugar.
 
¿Cual es el rol de los pediatras en torno al juego o a “el jugar”? Es múltiple. En este trabajo, nos centraremos en procurar brindar información, orientación y experiencias útiles en el objetivo de que además de que jugar, sea agradable, atractivo y educativo, también sea seguro. Esta consideración surge del antecedente de que en tantas horas diarias dedicadas al mismo, se producen circunstancias riesgosas o evidentemente lesionantes y que desde la perspectiva de la historia natural de las enfermedades, estas lesiones, pueden en su inmensa mayoría, especialmente las más graves, ser evitadas o prevenidas con una estrategia adecuada. Vamos por consiguiente abandonando la expresión “accidente” vinculada a fatalidad por la de injurias, lesiones o traumas prevenibles.
Partimos asimismo en este enfoque, que el jugar, impone al pequeño jugador, algunos pequeños riesgos, que llamaríamos naturales, tan naturales como el aprender a manipular, gatear, caminar o trepar. Es imposible evitar algunos pequeños contratiempos, raspaduras, caídas, chichones o simplemente sustos pasajeros. Incluso veremos que si deseara intentar un mundo sin riesgos en absoluto, caeríamos en no brindarle la posibilidad de desarrollar experiencias vitales, bases de su propia fortaleza.
 
En cada edad, cada etapa del desarrollo y especialmente en cada niño/a se expresan deseos, aptitudes, rasgos temperamentales y comportamentales o dificultades para determinados juegos. Algunas dificultades ya podrían ser conocidas previamente al hecho de jugar y otras veces, se ponen de manifiesto precisamente durante el juego. Ejemplos serían problemas en centrar o mantener su atención, controlar su impulsividad, cambio frecuente de juego o juguetes, intolerancia a la frustración, algún grado de agresividad, berrinches frecuentes.
Lo mismo puede acontecer con problemas de base orgánica, conocidos previamente o detectados en el momento del juego, como alteraciones en el tono muscular, en las agudezas sensoriales, agotamiento precoz, inestabilidad permanente o episódicas. 
Una vez conocidas estas dificultades o evaluadas las patologías condicionantes, se determinará el juguete o juego más adecuado a su estado, considerando el hecho de que el juego es componente del aprendizaje y asimismo una herramienta terapéutica.
 
Las lesiones detectadas en el ámbito de la PA o de los Servicios de Emergencia, variarán de acuerdo a la edad y maduración de cada niño y a los contextos socio ambientales donde crecen y se desarrollan. De especial importancia en las estrategias preventivas, son conocer tanto las más frecuentes como las más graves.
 
En el primer año, las caídas de la cama de los padres, un lugar inapropiado para jugar y dormir es muy frecuente y lo más grave son los episodios de sofocación al jugar con objetos pequeños dado su creciente capacidad coordinativa.
 
En el 2º año las caídas de mayor altura, escaleras, mesas mesadas a donde suele trepar en busca de sus juguetes y lo más grave es la asfixia por inmersión que tiene uno de sus picos a esta edad y luego en la adolescencia.
 
En la edad pre escolar, los desafíos son cada vez mayores, seguramente es cuando más debemos actuar promoviendo una supervisión activa del juego. Los columpios y las áreas de juego suelen motivar lesiones graves. El acceso a la vía pública los expone al atropellamiento cuando buscan la pelota que fue a para a la calle… A esta edad, no siempre acepta “al otro” en sus juegos y esta disponibilidad surgirá con el desarrollo y no debe ser impuesta pues puede ser motivo de agresiones y lesiones evitables.
La creación y mantenimiento en buen estado funcional, en cada centro vecinal de áreas dedicadas a la recreación y al juego, sin que sean demasiado estructurados, posibilitando la auténtica creatividad, es parte del proyecto del pedagogo Francesco Tonucci como Ciudad de los Niños.
 
Los escolares y adolescentes, deberían contar en las escuelas con espacios para sus actividades lúdicas y deportivas. La realidad es que el modelo social inequitativo actual, al no brindárselos, los predispone al uso de otros espacios no adecuados, donde otros riesgos además del tráfico, tales como el juego clandestino, el alcohol y las drogas, además del incio sexual precoz o forzado, se convierten en una realidad angustiante y con consecuencias trágicas. El acceso a armas de fuego, tanto para entretenerse o como parte de un juego “hombrías” como la “ruleta rusa” suele terminar mal. Otro juego, el de la asfixia auto o exo inducida o shoking game figura entre las formas que finalizan en muertes eventuales o suicidios.
Los objetivos de Municipios Saludables, deberían difundirse y segurar el acceso de los niños y jóvenes a lugares seguros para su recreación, formación cultural , artística y deportiva. Estos objetivos son coincidentes con los de nuestra SAP, “un niño sano en un mundo mejor” o quizás deberíamos proponer otro adecuado a los tiempos en que se desarrollan nuevos paradigmas como sería el de “el bien jugar para el bien vivir”.
Si el niño/ña reacciona desfavorablemente cuando pierde en un juego, agrede o rompe los juguetes o construcciones hechas, la solución no pasa por dejarlo ganar siempre, lo que no ayuda a su aprendizaje del “bien vivir”, en el que el respeto al otro debe estar presente, evitando seudo-omnipotencias riesgosas en la convivencia familiar y social.
 
Si bien todo momento en general es apropiado para jugar, con el tiempo también se aprenderá que en algunos momentos y con algunos objetos no se juega. Y ese aprendizaje, tiene el costo de requerir conductas adaptativas por ambos lados de la díada, cuidador – hijo.
 
Este aprendizaje “del límite” entre lo que se puede y lo que no, depende tanto de la maduración cognitiva adquirida como de las barreras físicas, que en forma pasiva, lo alejan de elementos, equipos o estructuras edilicias riesgosas.
 
En comunidades más vulnerables, con gran violencia social, es muy valioso rescatar los juegos reglados por el valor cultural que conllevan, y porque estimulan precisamente una mejor o más segura convivencia.
 
Desde un punto de vista pragmático, en los pocos minutos que el pediatra dispone en la consulta para educar, orientar o brindar consejería, puede indagar con tres pregunta básicas, las condiciones de seguridad que recibe un niño durante el tiempo en que el o los niños están jugando y nos referimos, especialmente a los más pequeños.
 
Las tres preguntas son
1)    ¿Quién juega con el niño o los niños?
2)    ¿Dónde esta/n jugando?
3)    ¿Con qué juega/n?
 
 
1)    Quién juega con el o los niños
 
Debería reconocer sus funciones esenciales: supervisión, interacción, estímulo, mediación en caso de conflictos, puesta de límites, entre las principales.
 Respecto a la supervisión, donde los sentidos y los conocimientos enmarcados en una relación afectuosa, procuran que no se expongan el o los jugadores a riesgos que pueden terminar en lesiones. 
 
La supervisión es un proceso activo y socializador, facilitando el modelo de ensayo acierto error, sin el cual carecemos de las bases de todo aprendizaje.  
 
No obstante, si el niño no juega por temor, o si las pequeñas o mínimas raspaduras o algún pequeño “chichón”, se magnifican, se lo está privando de experiencias que con el tiempo conforman una de las formas de resiliencia o fortaleza psicológica ante las dificultades o contratiempos. Se la denomina Resiliencia Vacunal, porque al modo de vacuna, con cada caída o moretón que se supera, aprende a no dejarse vencer ante los desafíos crecientes que el desarrollo normal le induce.
 
Reconocer que las falencias en la calidad de los cuidados puede ser motivo de lesiones, al igual que de generar conductas desafiantes y riesgosas si se abusa de la palabra NO sin dar opciones más seguras de juego.
 
Debemos insistir en que algún grado de riesgo normal, se debe enfrentar durante el juego y que en cierto modo, por las razones antes expuestas, son más saludables que los demasiado “seguros”.
 
La pregunta podría ser: ¿hasta que punto o circunstancia un riesgo es aceptable?  Por ejemplo, ¿deslizarse por un tobogán o balancearse en un columpio? ¿Jugar fútbol y arriesgarse a recibir un pelotazo o una patada?; ¿Hacer artes marciales? ¿Trepar un árbol o montar asnos o equinos?
 
Ellen Sandseter, (psicóloga de la Universidad Queen Maud de Noruega) ha encontrado la importancia de que los niños enfrenten riesgos y se sobrepongan a los miedos en lo patios de recreo, como  parte de su formación emocional saludable. Según ella Los juegos con riesgos cumplen un efectivo rol en la terapia cognitiva  conductual de la ansiedad, por su efecto anti-fóbico. Los peligros (algunas lesiones menores) se compensan con los beneficios de vencer el miedo y el desarrollo de un sentido de dominio del cuerpo y del espacio. Incluso hay estudios que muestran que estas lesiones se incrementaron luego de introducir excesivas medidas de seguridad.
 
Quien juega fundamentalmente favorece la creatividad y responde a las demandas con respuestas acordes a las necesidades reales y no debería aceptar modelos de negociación que incluya agresiones ni excesivas crisis de ira o berrinches.
 
Las distracciones por diversos motivos como lo son el actual uso de micro o macro pantallas pueden originar circunstancias, donde la deficiente supervisión del juego predisponga a lesiones o riesgos evitables. De suma importancia es esa activa supervisión en las piletas o natatorios, en los trepadores y columpios o si se está cerca de fuentes de calor o escaleras sin protección.
 
Al respecto se debe aconsejar que si quien va a ejercer esa función supervisora, padece de problemas de salud mental, dependencia de alcohol o drogas, episodios epilépticos de difícil control se opte por otra persona o se recurra durante ese tiempo a un jardín maternal. Es el antecedente que con cierta frecuencia se encuentra en casos de lesiones graves, como traumatismos de cráneo, aplastamientos, ahogamientos, etc..
 
Un supervisor eficiente debe tener conocimientos, aptitudes y habilidades en primeros auxilios y si es la madre, desde el embarazo: aprender a realizar la resucitación cardiopulmonar (RCP) y la maniobra de Heimlich en casos de sofocación. Tener a mano o a la vista los Nos telefónicos de un Centro Toxiclógico, (800) 222-1222, del pediatra, del trabajo del padre y la madre y de sus celulares, de algún vecino o de algún familiar cercano y un botiquín con instrucciones para emergencias.
 
2)    Dónde juega
 
Para  un bebé, un niño de entre 1 y 2 años o un niño en edad escolar, el hogar debería ser un ámbito seguro para explorar, pues, tocar, agarrar, trepar y explorar ayudan al desarrollo de sus potencialidades motrices, cognitivas, comunicativas y sociales.
 
Debería ser del agrado del niño a partir de los recursos propios del hogar y desprovisto de factores de riesgo especialmente: acceso a cocinas, calefactores, enchufes, balcones, cables, tóxicos, escaleras sin puertas de seguridad,
 
En el hogar, los juguetes u objetos que el niño desea, colocarlos a la vista, en lugares altos, puede provocar caídas con lesiones de importancia, al intentar trepar sobre sillas, mesadas y muebles.
 
La cama matrimonial es usada como colchón elástico con los riesgos consiguientes. Es frecuente causa de caídas en lactantes pre deambulatorios por lo que no deben dejarse solos dormidos o despiertos, en la misma. Las cuchetas, por su mayor altura presuponen un riesgo aún mayor.
 
El TV y las bibliotecas, fuentes de atracción. Procurar su amuramiento al igual que las piletas de lavar ropa.
 
Las ventanas sin protección (los niños carecen de alas!) pueden originar caídas de altura con muy severas lesiones.
Al igual que los balcones y terrazas. Los protectores, enrejados con barrotes de 10 m de separación, deben estar colocados a prueba de los niños pero de retiro fácil para un adulto ante incendios. Si se carece de estos protectores, no dejar sillas o mesitas de luz junto a las mismas.
Mesitas de luz, mesas, muebles, proteger con almohadillado las esquinas.
 
Escaleras con puertitas de seguridad auto bloqueantes y barrotes con separaciones de 10 cm. Que estén libres de objetos. Si desea bajar escaleras, una vez que deambule firmemente, es preferible enseñarle que lo haga hacia atrás. Los pisos preferentemente antirresbalantes y las alfombras fijadas
 
Los collares o vinchas en la cabeza de los bebés pueden provocar estrangulamientos al igual que cordones de las capuchas y las cintas del chupete, dejar los baberos después de haber comido. También los cables extensos de los teléfonos y los cordones de las cortinas corredizas. Son riesgosas las puertas de vidrio no irrompibles, sin marcas de su transparencia.
Los listones de la cuna deben tener una separación menor de 6 cm.
Baúles sin tapa o sin trabas auto bloqueantes. Heladeras sin uso cerradas con candado.
 
Cuidar primordialmente el no acceso de los lactantes o deambuladores a objetos pequeños: alimentos, caramelos, pasas de uva y otros frutos secos, semillas de girasol, zapallo, salchichas (ocupan exactamente el espacio anatómico de la laringofaringe).también partes de juguetes, pilas, tuercas, rueditas, y especialmente medicamentos con aspecto de confites o golosinas,
 
Las piscinas con su cerco de seguridad de 150 cm de altura y enrejado con puertas auto bloquantes. ( los niños tampoco tienen branquias)
 
Sugerimos no tener armas de fuego en el hogar y si se las tiene, al menos sin sus municiones y lejos del alcance de los niños de cualquier edad.
 
Áreas públicas de juego. Es responsabilidad de los responsables de estas áreas, municipios, centros o agrupaciones vecinales o deportivas estos aspectos:
 
Los equipos deben ser supervisados periódicamente y reparados o anulada su posibilidad de uso en estado precarizado. Los columpios deben tener asientos de goma. Las superficies donde asientan deben ser suaves para absorber el choque de las caídas: arena y virutas de madera; evitar los de baldosas o cemento compacto. Protegerlas del acceso de animales (canes) por la contaminación parasitaria y evitar mordeduras. Es un lugar adecuado para enseñar el manejo de la bicicleta, patines, patinetas, junto a las normas de tránsito y la utilización del casco, codero o rodillero, desde el primer día, recordando que las lesiones en la cabeza son muy comunes.
        
Un problema frecuente a nivel extra domicilario es la dificultad de conservar las áreas de juego infantil en condiciones adecuadas. Muchas veces sufren destrucciones por niños en condiciones de marginalidad y exclusión. Re pensar que el jugar, implica actuar solidariamente a nivel vecinal con el objetivo del bien común.
 
Ludotecas: “es un espacio para estimular, promover y facilitar el juego como espacio de encuentro, relación, participación y cooperación, respetando cada individualidad y sociabilidad. Su objetivo: brindar capacitaciones en juego y creatividad, “no se puede dar lo que no se posee”, y es necesario pasar por la experiencia lúdica para poder luego multiplicarla en los diversos ámbitos”. Natali Fiori, alumna de una ludotecas.
 
Para mayor información aconsejamos consultar con fuentes educativas de SAP http://sap.org.ar/comu-temas-49-el_juego.php
 
3)    Con qué juega.
 
Puede ser cualquier implemento de uso habitual, no desarmable en partes menores de 6 cm o la apertura de un vaso.. Sin bordes filosos. Sin componentes tóxicos. Que permita su adaptación a la creatividad o ingenio del niño. Permitirle la búsqueda de opciones sin dirigir su inventividad. Las armas de “juguete”, han sido motivo de polémica. Es preferible no fomentar el belicismo.
 
El niño puede jugar con múltiples objetos que tenga a su alcance, siempre que no signifiquen un peligro para él. El concepto central de los cuidadores es pensar el hogar a partir de las necesidades de los niños y cada edad madurativa más que de la estética o confort de los adultos.
 
Un fuerte incentivo para su compra, es el deseo de los niños, de acceder a los productos promocionados por la TV en programas, llamados infantiles, pero que tienen fuerte impacto en su apetencia consumista, Se trata de un modelo que trasciende a toda la sociedad. La SAP ofrece por medio de su sitio http://www.sap.org.ar/docs/ninos_internet.pdf una adecuada información al respecto.
 
 
Los más riesgosos:
 
De acuerdo a la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos (CPSC, por sus siglas en inglés), en el 2010 se reportaron alrededor de 140,700 visitas a las salas de emergencias relacionadas con accidente de niños con juguetes.
 
Patines y patinetas. Riesgo de caídas. Usar casco y protección para codos y rodillas, del tamaño apropiado.
 Partes sueltas y pequeñas. Las monedas, bolitas y otros artículos diminutos en niños menores de tres años. Cualquier objeto con un diámetro de 3 cm o menos, el niño podría sofocarse.
Globos. desinflados o rotos desecharlos
Pinceles, lápices y material de pintura. (toxicidad)
Cargadores, baterías y adaptadores: peligros eléctricos y quemaduras.
Armas de juguete.  Tienen que ser de colores vivos para que se distingan de las armas reales, y sin puntas agudas o afiladas.
Partes desarmables de juguetes, son la principal causa de sofocacón – ingestión en niños de 0 a 14 años.
Animales no domesticados o en forma inadecuada
Juguetes perfumados. En los cascos ciertos productos químicos bajo el calor excesivo, desprenden aromas tóxicos.
Los juguetes y elementos hogareños de resinas sintéticas con antimonio, arsénico, bario, cadmio, cromo, plomo, mercurio y selenio. De los cuales el plomo y el cromo son los que más pueden migrar desde los mismos hacia el aparato digestivo de los niños
 
En escolares: la utilización de los teléfonos celulares e Internet han determinado la posibilidad de que sean víctimas del ciber acoso o ciber bullyng y también de la ciberpornografía y cyber seducción.
 
Recomendaciones:
Al comprar  juguetes de tela indagar en la etiqueta si son resistentes a las llamas, o que las retardan.
Los juguetes de peluche deben ser lavables.
La pintura sin plomo.
Los crayones y las pinturas con garantías de inocuidad. Normas ISo.
Supervizar los juguetes viejos, y además que no sean demasiado ruidosos - musicales o electrónicos- sobre los oídos) y puede dañar la audición.
Leer siempre las etiquetas para asegurarse de que el juguete es adecuado para la edad del niño.
Algunas pautas específicas para cada edad:
 
Para bebés, niños que ya caminan y niños en edad preescolar
Tamaño: >3cm de diámetro y 6 centímetros de longitud, para evitar que se puedan tragar y queden atascados. (Puede orientarse por tubo interior del rollo de papel higiénico).
Evite las bolitas , las monedas, las pelotas y los juegos con pelotas de un diámetro <4,4 cm)
Los juguetes con baterías, que se cierren con tornillos, de manera que los niños no los puedan abrir.
Las baterías, y los productos que contienen: los peligros son la asfixia, los sangrados internos y las quemaduras por productos químicos.
Comprobar la consistencia procurando sea irrompible y resistente a las mordidas. Sin: bordes filosos o piezas pequeñas como ojos, ruedas o botones desprendibles. lápices con puntas pequeñas que introducidos en la boca, al caerse el bebé, puedan dañar su farinfe.
Cintas, hilos o cordones de más de 18 centímetros.
Animales domésticos: reconocer el período de sensibilización y educar en el buen trato hacia los mismos.
 
Para niños en edad escolar
 
Las bicicletas, los monopatines, las patinetas y los patines de ruedas deben utilizarse siempre con cascos que cumplan con las normas de seguridad actuales y también se recomienda el uso guantes, muñequeras y rodilleras.
Las redes de aros de básquet bien construidas y sujetas:: riesgo de estrangulamiento.
Los dardos y las flechas de juguete con puntas blandas o ventosas en los extremos; sin puntas duras.
Las pistolas de juguete:
colores vivos para no ser confundidas con armas reales. Enseñar que jamás deben apuntar a otra persona con un dardo, una flecha o una pistola.
Los niños menores de 16 años no deben tener rifles de aire comprimido.
Los juguetes eléctricos deben contar con el rótulo Norma IRAM-NM 300-6: 2003
 
Juguetes seguros y aseguramiento posterior
Después de adquiridos, es importante asegurarse de que los niños sepan cómo usarlos y supervisarlos mientras juegan.
Que el jugar sea seguro y atrayente.
Al terminar cada juego enseñar a guardar los juguetes.
Revisar los juguetes y asegurarse de que no estén rotos y se puedan usar:
 Los de madera sin astillas.
 Las bicicletas y para usar al aire libre lubricados y no oxidados.
 Los de peluche no deben tener costuras rotas y estar limpios.
 Los rotos: repararlos o eliminarlos.
 Cubrir los que se dejan al aire libre cuando no estén en uso.
 Los juguetes de plástico se pueden lavar,( leer las indicaciones del fabricante). Una opción es mezclar jabón antibacteriano o detergente para vajillas suave con agua caliente en un pulverizador y utilizar la solución para limpiar los juguetes, sin olvidar enjuagarlos.
Los muñecos de peluche al igual que almohadas, mantas, ropa de cama blanda, pueden ser causa de sofocación.
Se deben eliminar las bolsas o envases de los regalos
Sobre el tema Juguetes seguros se puede consultar http://sap.org.ar/comu-temas-1-juguetes-seguros.php
 
Objetos peligrosos que no son juguetes.  
Es importante mantenerlos alejados de los siguientes peligros:
Fuegos artificiales, fósforos, encendedores, tijeras afiladas. Caminadores son motivo de caídas en escaleras y del contacto simplificado con lugares y objetos riesgosos además de no necesario en su etapa madurativa pre deambulatoria. En su lugar se aconsejan centros de juego fijos.
 
Consideraciones finales:
“el bien jugar para el bien vivir” implica un compromiso con el bienestar de la infancia, de una infancia que rompa el no hablar o no ser escuchada, que goce del juego tanto como el del cuidado del ecosistema en el que vive crece y se desarrolla junto a otros niños sus pares, igualados en las posibilidades de del pleno ejercicio de sus potencialidades y permanentemente esperanzados en que el hoy les pertenece al igual que el mañana”.
 
Benjamín Malamud
La Falda, Córdoba, Argentina
 

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