LA VIDA COMO RESISTENCIA
Este es el quinto año que soy voluntaria en el Penal Nro.1 de Corrientes. Allí están imternados hombres que están cumpliendo condenas.
Mi trabajo consiste en el aprendizaje de la metodología de estudio, para cada uno de los niveles del sistema educativo que se encuentran cursando. Desde el año pasado, logramos que se instale la primera carrera terciaria en contexto de encierro en esta provincia.
El primer obstáculo para el aprendizaje que encuentro, es la falta de confianza en la propia capacidad para aprender, lo que se vuelve más intenso aún a la hora de producir conceptos, aplicaciones, transferencias, etc.
De manera que buena parte del tiempo estamos reflexionando sobre la situación de cada uno, sus historias, apuntando a la comprensión, a la aceptación y finalmente al Amor por si mismos.
La situación de encierro es sumamente violenta, y por ende genera violencia en estas personas. Violencia que se expresa de muchas maneras: autoagresión, enfermedad, agresión al Otro. Por supuesto que a este intento de “sacudirse” la violencia recibida, le corresponde más violencia aún.
Es por eso que reflexionamos en torno a la naturaleza y el comportamiento de la energía violenta y poco a poco surge con nitidez (develamiento diría el maestro Freire), la vía literalmente muerta de la violencia que pudieran ejercer.
La necesaria conclusión a la que arriban, es que la mejor resistencia es la de la Vida: cuidarla, enriquecerla, quererla. Tanto a la propia como a la de los próximos.
Se ponen en común las distintas respuestas que cada uno va dando ante las provocaciones. Se comparten experiencias de alta solidaridad.
Ha florecido el trabajo y el arte. Muchas obras se exponen en ferias y galerías. Dos de las personas del grupo que ya egresaron, trabajan hoy en el Museo de Artesanías como talladores, lo que aprendieron en nuestros talleres.
Son un pequeño grupo de personas, pero el cambio en sus actitudes, su trabajo multiplicador, impacta en realidades visibles, tales como la ausencia de conflictos masivos.
Conmueven los cambios en la relación con sus familias: entender a los padres, amar a los hijos, respetar a las compañeras.
Y somos un grupito de voluntarios. Cuánto se lograría con un Servicio Penitenciario participando de esta filosofía que es , ni más ni menos, el espíritu de las normas que regulan las cárceles.
Elsa Saenz Sartor
Corrientes, Argentina, marzo 2017
elsaenz2010@hotmail.com