Tengo un sueño que me acompaña cuando duermo y cuando no.
Sueño que soy Río. Soy Tierra que brota y luego soy Mar que continúa siendo Río en otros Ríos.
Nada me detiene, llevo piedras, camalotes, peces y pescadores;
también nostalgias, dichas, enojos y pasiones.
Ando sin preguntarme por qué, me mueve una fuerza que no conozco y no me importa, igual ando.
A veces calmo, a veces revuelto, a veces gris azulado, a veces verde anaranjado.
Siempre Río, Tierra y Mar.
En el Mar me sueño espuma, vibrando de emociones pasajeras, enarbolando colores de picaflor;
y me sueño susurro, de auroras y de tornados, de ancestros largamente esperados.
En la Tierra me sueño guitarra, resonando en la punta de un rayo de sol;
y me sueño recuerdo, titilando en la pupila de un viejo balsero.
En el Río me sueño silbido, de niños abrazados por los hombros, caminando al costado del camino;
me sueño en silencio, estallando en carcajadas de gotas de rocío.
También me sueño desnuda, abrazada al reflejo de la luna sobre el Mar.
Y me sueño siendo sueño iterando, de muchas y de muchos, peregrinando en los bordes de la sombra de un guayacán.
Sandra Isabel Payán
Formosa, 2011